20 junio 2025

LA AGENDA DE DESPOBLACIÓN A TRAVÉS DEL “EFECTO COBRA”

Cuentan que en la India, en la época colonial, había una gran abundancia de cobras. Para solucionar el problema, las autoridades tuvieron la ocurrencia de recompensar económicamente a cualquier ciudadano que entregase una cobra muerta. En principio la medida funcionó, hasta que apareció la picaresca. Y es que, pasado un tiempo, algunos se dieron cuenta de que criar cobras para luego matarlas y cobrar la recompensa era muy rentable. Pero cuando las autoridades descubrieron el fraude inmediatamente retiraron la medida. Y, claro está, ante esta nueva situación los criadores de cobras se deshicieron de ellas liberándolas. Así pues, el problema no solo no se solucionó, sino que se agravó. Desde entonces a esto se le conoce como el “efecto cobra”.

Hoy en día el “efecto cobra” se reproduce o todos los niveles. Así, tenemos que para paliar el desempleo se han creado una serie de ayudas y subsidios que disuaden al trabajador de buscar empleo. Otro, es que para garantizar la igualdad de los ciudadanos se les divide en grupos con las mismas creencias (conservadores, progresistas, homosexuales, heterosexuales,..) lo cual agrava aún más la desigualdad entre los distintos grupos. O que para proteger la salud de los niños se les someta a todo tipo de vacunas que, en la mayoría de los casos, suele empeoran su salud posteriormente, haciéndoles dependientes de por vida de la industria farmacéutica. Y así podíamos seguir enumerando una larga lista interminable.

Pero el “efecto cobra” más absurdo es la imposición de la “ideología verde”, que presenta a los humanos como una plaga que está destruyendo el planeta. Según las cabezas pensantes de esta ocurrencia, para salvar el planeta hay que deshacerse de los humanos. Y digo yo, ¿para qué queremos un lindo y sano planeta sin nosotros?

Todas las políticas de la “agenda verde” son un disparate tras otro. El primero, y más aberrante, es el de aglutinar a la población en “ciudades inteligentes”. Pero, ¿qué clase de “agenda verde” es está que quiere a la población en ciudades cibernéticas de hormigón? Otro, es la de talar olivos y naranjos para instalar placas solares (como si no hubiera campo baldío). ¡Señores! ¿De qué nos sirve tener energía “limpia” si no tenemos qué comer?

Todo lo que estamos viviendo últimamente (pandemias, guerras, calentamiento global, incendios, inundaciones, inflación, apagones y, sobretodo, pobreza) no es más que la estrategia de los globalistas para hacer creer a la gente que el sufrimiento que padece es consecuencia de la superpoblación. Su pensamiento es: “si lo sufren, entonces apoyarán todas las intervenciones distópicas que propongamos. Y amén que lo están consiguiendo.

La agenda de despoblación no es ninguna teoría de la conspiración, sino una verdadera conspiración contra la humanidad (de hecho, una de las conferencias del Club Bilderberg de este año ha sido “Despoblación e inmigración”). Los datos revelan que más de la mitad de los países occidentales presentan actualmente un crecimiento negativo. Sin embargo, aunque el número de nacimientos disminuye constantemente su población aumenta debido a la inmigración masiva descontrolada. Esta inmigración es la que se utilizará para sembrar el caos cuando los arquitectos de esta estrategia lo consideren oportuno (acabamos de ver recientemente este tipo de cosas en Francia y en EEUU, cuya función es justificar el aumento de la vigilancia con IA y la transición a la gobernanza totalitaria).

En España, las cifras de nacimientos y defunciones en 2023 fueron las siguientes: 320.656 nacimientos por 436.124 defunciones, lo que supone un saldo poblacional negativo de 115.468 (nada que ver con los 663.667 nacimientos y 280.170 defunciones de 1970).

El siguiente gráfico, muestra claramente cómo se han invertido las tendencias a partir del año 2015, donde se produce cada vez un menor número de nacimientos y un mayor número de defunciones.

Paradójicamente, la población de España no deja de crecer de una manera desenfrenada, pasando de los 40 millones en el año 2000 a los 49 millones en el año 2025. Esto supone un incremento del 22,5% en tan solo 25 años. Lo que demuestra la cantidad de inmigración masiva descontrolada que está entrando en nuestro país. Hay estudios que dicen que de seguir con esta tendencia en el año 2045 habrá más extranjeros que autóctonos.

Pero en el actual sistema –diseñado para crecer constantemente-, ¿qué significa para un país la pérdida de población?

Cuando un país pierde población; es decir, cuando su número de habitantes disminuye por factores como baja natalidad, alta emigración o envejecimiento, se enfrenta a varias desventajas económicas, sociales y estructurales, como menor productividad y decrecimiento económico.

El envejecimiento de la población reduce la población activa y aumenta el peso de la población inactiva, lo que supone menos contribuyentes y mayor número de jubilados. Por otro lado, menos población significa menos consumo, lo que puede generar una contracción económica prolongada afectando a empresas, inversiones y empleo. Evidentemente, la pérdida poblacional incluye también la pérdida de jóvenes cualificados, frenando así el desarrollo del país.

No hay que tener un máster en economía para saber que una drástica reducción poblacional equivale a un declive económico, ya que a medida que las tasas de natalidad se desploman y las sociedades envejecen los cimientos económicos se desmoronan. Porque no lo olvides: el mayor activo de un país es su población.

España, a pesar del crecimiento poblacional, impulsado por la inmigración masiva, no es inmune a esta nueva realidad: las tasas de fertilidad han caído muy por debajo del nivel de repoblación; la ocupación laboral es muy inferior a la de los países europeos de su entorno; la pérdida de cerebros es constante, pues los jóvenes talentos no tienen oportunidades para desarrollarse profesionalmente en su país; y, paradójicamente, las empresas no encuentran personal para ocupar los puestos de trabajo más cualificados, dado que la inmigración es casi toda marginal y no ha venido a solucionar el problema, sino a incrementarlo. Esto está llevando al país a empobrecerse más y más cada día (es la primera vez en la historia de España que los hijos viven peor que sus padres).

Nos hacen creer que la pobreza es un problema económico, pero no es así, ya que si lo fuera tendría fácil solución. También, que es causada por la de escasez de recursos; pues tampoco, ya que cada día se tiran toneladas de alimentos y otros bienes. Y todo para que lleguemos a la conclusión de que la pobreza es un problema causado por la superpoblación del planeta. Y cuando estas falsas teorías son apoyadas por una organización “filantrópica” no gubernamental como es Oxfam Intermón, pues vamos y nos lo creemos.

Dicho esto, y siguiendo su lógica, sólo hay dos mareras de terminar con la pobreza: aumentar los recursos o reducir la población. Evidentemente, se han decantado por la segunda opción.

Todas esas medidas, como favorecer el aborto, los métodos anticonceptivos, la eutanasia, el suicidio (especialmente entre jóvenes y ancianos), la introducción de sustancias nocivas para la salud en los alimentos, la promoción de pandemias como el Covid-19, la implementación de más y más vacunas o las crisis económicas que llevan a la pobreza y a la desesperación de las personas, están encaminadas a reducir la población.

Estamos anclados a un sistema financiero depredador que se basa en obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible. Este sistema sólo favorece a una pequeña élite de multimillonarios, que lo son porque explotan a 8.000 millones de personas en todo el mundo. Pero ahora tienen la tecnología y la IA y ya no nos necesitan, por consiguiente se están deshaciendo de nosotros: reducen la población, incrementan la inmigración para crear conflicto, ahogan la economía y la pobreza acaba con más población. ¡Si es que es de manual! Vamos, un “efecto cobra” de libro. 

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