30 agosto 2025

UNA SOCIEDAD QUE CONSIENTE Y AMA SU ESCLAVITUD NO MERECE NINGÚN RESPETO

Este sistema lo tiene todo atado y bien atado. Empieza en la escuela: la fábrica moderna de esclavos diseñada para anular nuestra personalidad y fomentar la obediencia. En ella somos programados para repetir y aprender todo aquello que el sistema nos tiene preparado.

Desde el momento en que tenemos capacidad para asimilar conocimientos aprendemos las primeras lecciones. La más importante de ellas es que el tiempo no nos pertenece y que necesitamos pedir permiso para todo. Esta primera lección ya se lleva aprendida de casa a la escuela, donde se continúa con el adoctrinamiento. Por cierto, a esto se le llama educación.

Todos nacemos -salvo algunas excepciones- con nuestras propias inquietudes y un talento extraordinario. Sin embargo, esto al sistema se la trae al pairo, pues su objetivo es el de convertirnos en “hombre masa”. Y si osamos revelarnos, seremos castigados. Porque un niño que piensa diferente y que quiere hacer cosas diferentes es un peligro para el sistema; vamos, un rebelde de toda la vida. Y, claro está, un niño así puede llegar a cuestionar a sus educadores, o, lo que es aún peor, algún día cuestionar el sistema. Por eso nos enseñan que repetir y obedecer es triunfar, salirse de lo establecido es fracasar y soñar es perder el tiempo.

Este sistema no necesita que todos seamos genios, artistas o emprendedores, sino, mayoritariamente, una masa de borregos ignorantes sumisos y obedientes que no se cuestionen nada y dediquen toda su vida a trabajar para el amo. Esto es, en esencia, lo que nos enseñan para convertirnos en buenos ciudadanos que trabajan, votan, pagan impuestos y callan.

El 20% de la población mundial es analfabeta y realiza los trabajos más duros y peor remunerados. Otro 76,3% tiene estudios básicos, algún tipo de formación profesional o no tiene estudios, y suelen ocupar puestos no cualificados como vendedores, camareros, etc. Sólo el 3.7% restante tiene estudios superiores. Sin embargo, estos últimos tampoco escapan al sistema. Después de los primeros 20-24 años de domesticación -tanto en la escuela como en la universidad- adquieren un título universitario. ¡Enhorabuena! Ya están listos para entrar a formar parte de la “élite” del mercado laboral. ¿Qué significa eso? Pues que a partir de ahora van a cambiar su tiempo -ocho horas al día, cinco días a la semana, durante cuarenta años de su vida- por unos emolumentos pecuniarios. ¿Qué? O sea, ¿lo mismo que los que no tienen título universitario? Así es. Como incentivo, todos tendrán cuatro semanas al año de vacaciones. Luego, al final de sus días, cuando ya no puedan ni con su alma, recibirán una mísera pensión y vivirán asustados y atiborrándose de pastillas esperando la muerte.

En resumen, pasamos media vida preparándonos para pasar la otra media cumpliendo exactamente con nuestra función de esclavos. Porque no sé si a esto se le puede llamar libertad, ya que lo único que hacemos es ser una pieza más del engranaje de la cadena del sistema. Porque si a alguien se le ocurre salirse de esta cadena, inmediatamente se le considera una pieza defectuosa y es corregida o eliminada.

Es curioso observar cómo la mayoría de la población está convencida de que somos libres. Pues no, no lo somos, tenemos dueño. Desde el mismo momento de nacer somos inscritos en el Registro Civil y a partir de entonces tenemos dueño: ahora ya necesitamos permiso para todo. Luego, nos ponen un nombre y nos asignan un número (el de nuestro Documento Nacional de Identidad) que certifican nuestra esclavitud para el resto de nuestra vida.

Constantemente oímos hablar de elecciones libres, libre mercado, pensamiento libre, libre albedrío, etc. Sin embargo, el concepto de libertad hace mucho tiempo que fue prostituido y hábilmente moldeado para adecuarse a los intereses de los que ostentan el poder. Por cierto, la libertad no es eso que vivimos de una manera equivocada: una máscara que oculta precisamente todo lo contrario.

Nuestras “democracias” nos venden que vivimos en una sociedad libre, pero, ¿realmente cuánta libertad tenemos? Prácticamente ninguna. Sólo somos libres consumidores estandarizados, nada más. La única libertad que tenemos es la de elegir entre la oferta que se nos presenta, el resto nos está vetado. De hecho, en nuestras “democracias” no tenemos otra opción que no sea la partitocracia.

Otro de los grandes errores es creer que somos más libres que nunca porque tenemos nuevos adelantos como un Smartphone, Internet o un automóvil. Pensamos que esas cosas nos proporcionan libertad para elegir qué hacer, qué pensar o dónde ir. Pero no es así, ya que el Smartphone no nos proporciona libertad, al contrario, nos engancha y terminamos siendo totalmente dependientes de él. ¿Y qué decir de Internet? Internet se está comiendo nuestras neuronas a bocados. Respecto al automóvil, aunque bien es verdad que nos ha facilitado la movilidad, estamos absolutamente supeditados a él y ha hecho inhabitables nuestras ciudades.

La esclavitud moderna es muy sutil. Los esclavos de ahora ya no necesitamos un negrero con el látigo detrás de nosotros. Ese negrero ha sido sustituido por la tecnología. El llamado progreso tecnológico, con la IA a la cabeza, nos está explotando, esclavizando y controlando como nunca antes. ¿De verdad a esto le podemos llamar libertad?

Hoy en día el poder dispone de múltiples herramientas y plataformas para saturar los sentidos de la gente y hacerle creer cosas tan surrealistas como que una persona que dice no identificarse con ningún género sea clasificada de persona “agénero no binaria”. Estas poderosas técnicas de propaganda han demostrado ser extraordinariamente eficaces a la hora de manipular a las masas y lograr que obedezcan, acaten las órdenes y amen su esclavitud consentida (siento volver a incidir en ello, pero ya lo vimos durante la falsa pandemia).

La sociedad actual sufre un vacío intelectual de tal envergadura, que la ignorancia y estupidez generalizada han sustituido a la cordura. Este vacío intelectual ha propiciado que unos gobernantes mediocres -a las órdenes de los psicópatas dueños del mundo- controlen absolutamente todo sobre nuestras vidas. Sin embargo, somos nosotros, única y exclusivamente nosotros los que permitimos que esto sea así; no hay excusa que valga. Porque una sociedad que consiente y ama su esclavitud es una sociedad degenerada que no merece ningún respeto. Y eso es precisamente lo que hacen nuestros gobernantes, no tenernos el menor respeto. 

20 agosto 2025

UN MUNDO DE LOCOS PARA LOCOS

No hace falta ser ninguna lumbrera para darse cuenta de que este es un mundo perverso, genocida y esclavo de su propia locura.

La nuestra es una sociedad profundamente enferma. Está integrada por unos locos empeñados en hacerse la vida imposible. Todos esos conceptos, como derechos humanos, democracia, libertad, igualdad o sostenibilidad, son sólo palabras que, en realidad, carecen de sentido. Porque, ¿cómo se puede hablar de derechos humanos viendo el genocidio de Gaza? O, ¿cómo creer en la democracia, la libertad, la igualdad o la sostenibilidad con la que está cayendo?

Si el mundo está dirigido por psicópatas no es de extrañar que nos hayamos convertido todos en psicópatas. El llamado “progreso” ha hecho de nosotros unos seres egoístas, insípidos e insulsos, que sólo estamos interesados en un sinfín de gilipolleces a las que damos una importancia desmesurada. Me refiero a cosas como vivir casi exclusivamente para ganar dinero, ya que se supone que el dinero te lo da todo: una gran casa en un barrio exclusivo, artículos de lujo y poder consumir los mejores productos del mercado. Y lo hacemos, fundamentalmente, para impresionar a todo aquel que tenemos a nuestro alrededor, ya que si tienes dinero eres admirado y envidiado.

Luego, claro está, necesitamos toda una parafernalia de “logros sociales” como títulos académicos, pedigrí social y ocupar el puesto más elevado en el escalafón social y profesional. Obviamente, esto va intrínsecamente unido a un físico impresionante con el que cautivar a nuestros semejantes, ya que con dinero puedes tener el físico que quieras.

Bueno, pues esto es, más o menos, lo que todo mortal ansía en esta vida, ya que el manicomio en que vivimos dice que en esto consiste el “éxito”.

Evidentemente, si todos tuviéramos “éxito” no sé quién iba a limpiar las calles, recoger la basura o arriesgar su vida en una mina. Pues para eso se creó la “desilusión”, para cubrir esos puestos. Si no podemos alcanzar estas metas nos desilusionamos y tendemos a sentirnos mal con nosotros mismos. Esto implica un estado de fracaso y frustración -que solemos ahogar atiborrarnos de alcohol, drogas o entretenimientos banales como, por ejemplo, el fútbol- que hace que aceptemos de buen grado estar en el escalón más bajo de la escala social.

Pero tanto si somos de los que tienen “éxito” como de los que no, nuestra vida es limitada y tarde o temprano moriremos. Y lo que la gente parece ignorar, es que todos vinimos a este mundo sin nada y nos iremos de él sin nada. Por lo tanto, este juego de recompensas materiales es totalmente absurdo.

Desde nuestro nacimiento hemos sido criados y educados en este irracional juego de recompensas materiales y egos desmesurados. Nuestros padres ya fueron adoctrinados es este sentido e hicieron lo propio con nosotros. Y todo para impresionar a nuestros semejantes que, por cierto, tienden a hacer lo mismo al haber sufrido también el correspondiente lavado de cerebro.

Pero llevar una vida plena, dependiendo de lo que esperan de nosotros los demás, es improbable, en el mejor de los casos, o directamente imposible.

La sociedad ha caído en la locura. De hecho, muchas de las personas que han conseguido el “éxito” se sienten vacías y no son felices. Así que si realmente queremos vivir una vida diferente tendremos que empezar por hacer cosas diferentes.

En primer lugar deberíamos desaprender todo lo aprendido sobre este juego de recompensas y egos. Posteriormente, dejar de lado las normas que hemos seguido hasta ahora -ideadas por locos psicópatas- y adoptar las nuestras.

Somos nosotros los únicos que debemos definir nuestros propios valores e ideales. Olvidemos las ideologías, que sólo sirven para dividirnos, y fomentemos el respeto. Debemos encontrar nuestra propia verdad. El mero hecho de estar vivos, disfrutando de la belleza de este impresionante planeta azul, es mejor que cualquier cosa que el juego de las recompensas y egos pueda ofrecernos.

No sé que más necesitamos para darnos cuenta de que el sistema ha fracasado estrepitosamente. Es un sistema que esta poco a poco destruyendo nuestro entorno y a nosotros mismos. Un sistema donde la manera de hacer las cosas no funciona, y las formas que tratan de corregir los errores son aún peores. Así que deberíamos probar algo nuevo de verdad.

Evidentemente, el cambio no vendrá del estatus quo: todos sus cambios siempre han ido a peor. El mundo no mejorará mientras la humanidad siga haciendo lo mismo y no cambie sus hábitos. Si insiste en hacer las mismas cosas, una y otra vez, todos los intentos de cambio serán fallidos, como hasta ahora. Hemos de desviarnos radicalmente de los patrones que nos han traído hasta aquí, de lo contrario nuestra supervivencia en el planeta no está asegurada. Porque una cosa es clara: de seguir viviendo bajo las reglas de los locos lunáticos que gobiernan el mundo seguiremos en caída libre.

Desde que aparecieron los medios de comunicación audiovisuales el mundo se ha convertido en un manicomio. Día tras día estos medios difunden sin descanso el lado más oscuro y trágico de la vida. Las imágenes y relatos que despliegan, amén de ser sesgados, manipulados y en muchos casos mentira, son de lo más desalentador. Esto induce a la gente a la desesperanza y a la frustración. Por lo tanto, es absolutamente necesario alejarse para siempre de los medios de comunicación. Si lo hacemos, descubriremos que esa sensación de ansiedad y desasosiego permanente se ve aliviada inmediatamente. Y es que el ser humano no fue diseñado para mirar una puta pantalla desde que se levanta hasta que se acuesta.

Si nos fijamos, a nuestro alrededor no vemos psicópatas, terroristas, ladrones y asesinos por doquier. Lo que vemos es gente corriente bastante solidaria, amable y humanamente aceptable. Son personas que lo único que desean es vivir en paz y armonía con sus semejantes. Sin embargo, estas personas no siempre son afables. Lo que les hace comportarse a veces como verdaderos psicópatas es la injusta distribución de la riqueza, que hace que personas intrínsecamente buenas se conviertan en carroñeros antisociales en su lucha por conseguir el vil metal para poder subsistir. Son precisamente estas distorsiones del comportamiento humano las que los medios de comunicación se encargan de difundir a todas horas, para mantener nuestra atención centrada en el lado oscuro de la vida, dando origen a este mundo de locos para locos.

¿Cuándo vamos a ser conscientes de que este sistema está manipulado de principio a fin para proteger y favorecer a la élite dominante? Porque, ¡señores! No sé si se han dado cuenta, pero la élite dominante es el sistema. 

10 agosto 2025

EL LUCRATIVO NEGOCIO ARNm Y ALGO MÁS

Cinco años después de la aparición del Covid-19, ningún organismo oficial quiere investigar en profundidad qué fue realmente la falsa pandemia. A lo sumo, dan una explicación pueril de lo sucedido para acallar bocas, y aquí paz y después gloria.

Sin embargo, para cualquier persona mínimamente inteligente, observadora y que investigue un poco, la respuesta es bastante sencilla: el objetivo de todo esto fue probar una nueva técnica pionera llamada ARNm y, de paso, realizar el mayor experimento de ingeniería social en la historia de la humanidad.

Como todo el mundo sabe, esto empezó a finales del año 2019 en Wuhan, China. No vamos a tratar aquí el origen de la falsa pandemia, si fue en un mercado o una fuga en un laboratorio de armas químicas de Wuhan. Tampoco si el SarsCov-2 realmente existió o fue un invento para la ocasión. De lo que vamos a hablar es de las llamadas “vacunas” de ARNm que, en definitiva, fueron el verdadero objetivo de todo esto.

Es evidente que la industria farmacéutica no podía dejar pasar esta oportunidad (casual o provocada) para probar su nueva tecnología ARNm. Esta nueva tecnología llevaba más de 20 años de investigación y nunca había obtenido la aprobación regulatoria de las autoridades sanitarias. Pero con la falsa pandemia se pudo eludir el aparato regulatorio, además de esquivar todas las sanciones e indemnizaciones en caso de provocar demasiados efectos secundarios.

Una de las claves del experimento era evitar que la inmunidad natural arruinara la posibilidad de que fueran las “vacunas” de ARNm las que se llevaran todos los honores de terminar con la falsa pandemia. De ahí que se prohibieran terapias alternativas (ivermectina, hidroxicloroquina,..) a los protocolos dictados por la OMS. Y es que lo último que querían los planificadores de la falsa pandemia era una cura que no fuera a través del ARNm. Había que actuar con rapidez antes de que la falsa pandemia desapareciera. Es por esa razón que hubo que ir dando largas, incrementando una ola tras otra, para seguir manteniendo el miedo, los confinamientos, la distancia de seguridad, la mascarilla, etc. Porque, ¿cómo inocular una vacuna a la población mundial si la enfermedad desaparece por la respuesta del sistema inmunológico? Si eso ocurriera, la vacuna sería superflua y las compañías farmacéuticas perderían miles de millones de dólares. Y lo más importante, desaprovecharían la oportunidad de su vida de “demostrar las maravillas” de su nueva tecnología ARNm.

Ahora todo encaja. Por eso mantuvieron igualmente aislados a los jóvenes, cancelando toda actividad académica, para evitar en lo posible la inmunidad de rebaño de toda la vida. 

Los medios de comunicación fueron una pieza fundamental para prolongar la falsa pandemia hasta que tuvieran lista la nueva tecnología ARNm. De ahí todas esas consignas: “aplanar la curva”, “todos juntos saldremos de esta”, “lo importante es salvar vidas”, etc.

Sin embargo, lo de salvar vidas no era el objetivo, ya que es bastante obvio que los confinamientos, la distancia de seguridad o las mascarillas fueron más perjudiciales para la salud que el propio “virus”: no se puede recuperar la salud cuando la población está aterrorizada y hundida en la depresión. Es tan evidente que sobra explicarlo.

Si bien las “vacunas” de ARNm fueron dadas a conocer mundialmente durante la falsa pandemia del Covid-19, el verdadero objetivo de las farmacéuticas es aplicar esta tecnología a otras muchas enfermedades, sobre todo al cáncer.

Según las estadísticas, hoy en día el cáncer es la segunda causa de muerte después de las enfermedades coronarias. Y he aquí que las farmacéuticas ya están anunciando que tienen desarrollada una nueva “vacuna” de ARNm contra el cáncer.

Hasta la fecha, los planificadores de la falsa pandemia siguen sin ser sometidos a una investigación que aclare la verdad. Y mientras eso no se produzca, nunca sabremos si su plan fracasó o, por el contrario, fue todo un éxito. Lo que sí han conseguido -consciente o inconscientemente- es que una parte importante de la población haya perdido la confianza en todas las instituciones, empezando por el gobierno.

Por supuesto, hubo otros actores involucrados que se forraron durante la falsa pandemia: las grandes tecnológicas, los medios de comunicación, las compañías de entretenimiento audiovisual, el comercio on-line, etc. También el FEM aprovechó la oportunidad para dar un empujón a su Gran Reinicio y el Partido Comunista Chino la utilizó para instaurar su régimen de vigilancia total.

En definitiva, todo el episodio se convirtió en la estafa más grande de la historia. Pero, ¡cuidado! Es un modelo que esperan repetir, una y otra vez, hasta conseguir su objetivo: la imposición de su Nuevo Orden Mundial. 

Que el mundo cada día está más dividido es un hecho. Sin embargo, todo lo que estamos viendo (desastres, pandemias, crisis económicas, atentados de falsa bandera, enfrentamientos derecha vs izquierda, inmigrantes vs autóctonos y un largo etcétera) no es más que un desorden provocado para conseguir implantar su Nuevo Orden Mundial. Ya sabes, “Ordo ab chao”: el lema masónico que significa “orden a partir del caos”.

El objetivo final es someter a los ciudadanos a una única autoridad mundial. Para ello se está llevando a cabo una campaña propagandística muy sutil en todos los medios de manipulación (televisión, cine, redes sociales, etc.).

¿Te has dado cuenta de que todo lo que sale en los medios de manipulación es catastrófico? Y es catastrófico, porque su objetivo no es otro que el de preparar a la población para la llegada del caos. Y cuando el caos empiece a ser insoportable, será el pistoletazo de salida para hacerse definitivamente con el control del mundo bajo el liderazgo de la ONU (según sus planes, esto pretenden hacerlo en aproximadamente una década).

Evidentemente, las “vacunas” ARNm, además de ser un gran negocio para las farmacéuticas, forman parte de este plan. El objetivo es establecer la tecnología ARNm para todo tipo de enfermedades. Para eso se reunieron en Seúl, el 19 de junio de 2025, más de 180 “expertos” de todo el mundo en el Foro Global de Vacunas IVI 2025, donde, entre otras cosas, hablaron de implementar terapias genéticas diseñadas por IA, que serán autorizadas rápidamente sin siquiera ser probadas.

Dicho esto, la pregunta obligada es: ¿qué se oculta detrás de la tecnología ARNm para que los sátrapas de siempre -hartos de decir que el planeta está superpoblado- tengan tanto interés en implementarla globalmente? 

LA MEDIOCRIDAD HA HECHO DE LA NUESTRA UNA SOCIEDAD IMBÉCIL

Es innegable que las élites dominantes están terminando de confeccionar su plan para esclavizar, controlar y dominar a toda la humanidad. Y ...