Llamar a esto civilización es un oxímoron; vamos, lo mismo que decir que
tiene usted un cáncer saludable.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial los conflictos armados se han
estado reproduciendo a lo largo y ancho de todo el planeta. Actualmente
existen al menos 56 conflictos armados activos en el mundo, lo que
representa la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial. Estos conflictos
varían en intensidad e incluyen guerras mayores como las de Ucrania, gaza y
Sudán, pero también otras menos visibles que involucran a varios países.
Según Naciones Unidas -que fue creada precisamente para evitar guerras-
el mundo vive actualmente una nueva era de conflictos armados y violencia
extrema -con cada vez más países expuestos- donde los conflictos entre
grupos dentro de un mismo territorio son más usuales que entre Estados.
A continuación echemos un vistazo a las principales guerras activas en
todo el planeta, de acuerdo con la información recopilada y facilitada por el
Consejo de Relaciones exteriores (CFR).
En total son 28 los principales países con conflictos armados: 4 en
América, 8 en África, 15 en Asia y 1 en Europa.
Se trata de guerras ente Estados como la de Ucrania-Rusia, y guerras
civiles como la de Yemen, en las que facciones definidas cuentan con el apoyo
de diferentes Estados que trasciende sus fronteras. Sin embargo, no se han
tenido en cuenta las luchas internas, las situaciones de inestabilidad política
extremas ni las llamadas guerras contra las drogas o grupos criminales.
Paradójicamente, el mundo occidental sólo está poniendo el foco de
atención en dos conflictos: Gaza-Israel y Ucrania-Rusia, ignorando todos los
demás.
El conflicto entre Rusia y Ucrania, iniciado en 2014 con la anexión de
Crimea por parte de Rusia y la formación de las repúblicas de Donetsk y
Luhansk, tiene su origen en la propia creación de la República Socialista de
Ucrania: un Estado plurinacional, con graves problemas de convivencia desde el
momento en que el Estado ucraniano no supo encontrar la forma de acomodar a la
minoría rusa que habita en su territorio. Evidentemente, este conflicto está
siendo utilizado por la UE y EEUU por intereses puramente egoístas y nada tiene
que ver con la ayuda al “pobrecito” pueblo ucraniano que, como siempre, es
ignorado y masacrado.
Pero el conflicto que más tinta está consumiendo, más manifestaciones
en todo el mundo está provocando y más odio hacia Israel está generando es el
de Gaza. Sin entrar a valorar ahora la masacre de Israel en Gaza, que lo es,
recordemos cómo comenzó.
El 7 de octubre de 2023 militantes de Hamás y de la Yihad Islámica
atacaron desde Gaza bases militares y ciudades del sur de Israel. En el ataque
murieron unas 1.200 personas, de las que al menos 845 eran civiles, y
más de 5.000 resultaron heridas. Los militantes también tomaron como rehenes a
unos 250 israelíes y ciudadanos de otros países. A partir de ahí, Israel
decidió que no pararía hasta acabar definitivamente con Hamás.
El conflicto de Israel con Palestina se remonta a 1917, cuando el
Gobierno Británico expresó su apoyo al establecimiento de un Estado judío permanente
en Palestina mediante la “Declaración de Balfour”, que reconocía el derecho de
los judíos a reconstruir su antigua patria en Palestina. Esta declaración fue
refrendada por la Sociedad de Naciones (predecesora de lo que hoy conocemos
como la ONU). Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1947, fue cuando se creó
el Estado de Israel. Posteriormente se firmo el Plan de Partición que dividía
el territorio en una parte judía y otra palestina. Pero el bando árabe
consideraba injusto el Plan de Partición, ya que creían que los sionistas
no tenían ningún derecho sobre la tierra. Como la creación del Estado de
Israel no cayó bien en la región, para mayo de 1948 las fuerzas de Egipto,
Siria, Jordania, Iraq y Líbano invaden el territorio, dando lugar a la primera de
una serie de guerras árabe-israelíes en las que Israel va anexionándose más y
más territorio.
La violencia en Medio Oriente ha sido un constante a pesar de los
intentos de paz entre israelíes y palestinos, en la que las acusaciones y ataques
de un lado y de otro se repiten frecuentemente.
¿Pero por qué ahora Occidente -aliado histórico de Israel- se pone del
lado de Palestina, un pueblo gobernado por, según Occidente, una banda
terrorista como Hamás? Partiendo de la base que soy el primero en querer parar
esa guerra y todas las demás -cosa que ya debería haber hecho la ONU, que para
eso está-, hay algo que apesta en toda esta historia. No sé, pero me da que
alguien está moviendo los hilos para provocar una confrontación mayor.
Lo de la flotilla con ayuda humanitaria no fue más que la provocación
necesaria para dar paso a lo que estamos viendo: manifestaciones por todo el
mundo y el reconocimiento por parte de países antes inimaginables del Estado de
Palestina. ¿Y qué consecuencias puede traer esto? Evidentemente, una
polarización del mundo en dos bandos irreconciliables.
Seamos serios. Unas manifestaciones coordinadas y repartidas por todo
el planeta no se organizan de la noche a la mañana espontáneamente. Eso por no
hablar de lo que cuesta mantener 44 embarcaciones durante un mes.
Evidentemente, alguien lo ha tenido que financiar, y no son precisamente las personas
embarcadas.
Por otra parte, Rusia no juega a mandar drones a diario para provocar a
la OTAN. Entones, ¿qué está pasando? ¿Quién está empeñado en un conflicto a
escala global? La respuesta es bastante obvia: los globalistas, evidentemente,
que son los que llevan diciendo desde hace décadas que necesitan deshacerse del
viejo mundo para dar paso a uno nuevo.
Los acontecimientos recientes ponen de manifiesto como Rusia-BRICS y
Occidente-OTAN se han embarcado en una carrera armamentística sin parangón
desde la Segunda Guerra Mundial. Tanto Europa, como EEUU, China y Rusia están
aumentando a un ritmo acelerado la producción de armas en cantidad suficiente
para un nuevo conflicto global. ¿Y qué excusa utilizarán? ¿Una operación de
falsa bandera en Europa del Este? ¿O un nuevo conflicto más sangriento en
Oriente Medio?
Estados Unidos está considerando seriamente enviar misiles de crucero
Tomahawk de largo alcance a Ucrania. El Pentágono está pidiendo a las empresas
que producen misiles para el ejército estadounidense que dupliquen, triplique
o incluso cuadripliquen sus tasas de producción. Según dijo a Fox News, Keith
Kellogg (Enviado especial de los Estados Unidos para Ucrania y Rusia), el presidente
Trump ha dado permiso a Ucrania para realizar ataques con misiles de largo
alcance en el interior del territorio ruso. Dinamarca llama de repente
a cientos de reservistas. En Francia y Alemania se ha dado instrucciones a
los hospitales para que se preparen para acoger a un gran número de
víctimas en 2026. Y por si no fueran suficientes indicios de que algo se
está cociendo, las fuerzas de la OTAN en el Mar Báltico están en máxima alerta.
Si cada
uno de los elementos citados son ciertamente preocupantes, cuando los juntas
todos se obtiene un panorama realmente muy alarmante.
Por cierto, ¿te acuerdas del Kit de
supervivencia de la UE del que todos nos reímos? Bueno, pues ahora parece cobrar
sentido.
¿Necesitas más pruebas para ser consciente de
que algo gordo se está cociendo?
Sí, algo está pasando. Todo parece indicar
que los psicópatas dueños del mundo están desarrollando literalmente un
escenario de pesadilla ante nuestros ojos. La pregunta es: ¿vamos a permitir
por tercera vez algo así? Y la más importante: ¿podemos hacer algo para
evitarlo?
Si verdaderamente hubiera conciencia de la
fuerza que tenemos nosotros, el “populacho”, la cosa podría ser muy distinta.
Se trata de que en el mundo no haya soldaditos (o sea, nosotros, el
“populacho”) dispuestos a luchar en guerras que ni les va ni les viene. Porque
sin soldaditos (sin nosotros) no hay guerra que valga. Que luchen ellos: los
Trump, Netanyahu, Macron, Sánchez, Putin, Zelensky y compañía. O sus jefes:
Bill Gates, George Soros,.. O los jefes de sus jefes: Rothschild, Rockefeller,
Warburg,….
En fin. ¡Pero qué cosas se me ocurren!
P.D. Aunque a la hora de publicar este artículo Israel y Hamás han firmado un primer acuerdo de paz, que incluye la liberación de rehenes y presos palestinos, no creo que sea el final definitivo del conflicto entre Israel y Palestina, que lleva enquistado desde su origen y no parece tener solución.