Desde las
inundaciones de Valencia, no hay telediario, noticiero radiofónico y prensa
escrita que no esté bombardeando constantemente con el cansino “cambio
climático”. Y como su mensaje cada día cala menos en la sociedad, ahora se han
lanzado a una campaña desenfrenada contra los que ellos llaman “negacionistas”
del “cambio climático”. Incluso La Sexta TV ha creado un programa especialmente
dedicado a ello: “Conspiranoicos”.
Sin embargo,
esos “negacionistas” –entre los que se encuentra algún que otro Premio Nobel-
son tan eruditos como los que componen el IPCC (Panel Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático). Pero eso sí, existe una gran diferencia
entre unos y otros: los “negacionistas” no tienen conflicto de intereses, los
del IPCC sí.
En
contraposición al IPCC -por cierto, una organización bajo el control de la ONU
donde colaboran unos 800 científicos- está el CINTEL (Climate Intelligence): una
red de 1960 científicos y
profesionales multidisciplinales que ha puesto los puntos sobre las íes a los
“expertos” del IPCC.
Esta es la
repuesta de CLINTEL a las constantes amenazas climáticas del IPCC:
No existe
emergencia climática
La ciencia del clima debiera ser menos política,
mientras que las políticas climáticas debieran ser más científicas. Los
científicos debieran abordar abiertamente las incertidumbres y exageraciones en
sus predicciones sobre calentamiento global, mientras que los políticos
debiesen considerar desapasionadamente los costos reales así como los
beneficios imaginados de sus medidas políticas.
Factores naturales así como antropogénicos causan
calentamiento
El archivo geológico revela que el clima de la
Tierra ha variado desde que existe el planeta con fases frías y cálidas
naturales. La Mini Era de Hielo terminó tan recientemente como en 1850. Por lo
tanto, no sorprende que ahora estemos experimentando un período de
calentamiento.
El calentamiento es mucho más lento de lo
pronosticado
El mundo se ha calentado en menos de la mitad de la
tasa pronosticada por el IPCC sobre la base de una forzante antropogénica
modelada y de un desequilibrio radiativo (diferencia entre la insolación (luz
solar) absorbida por la Tierra y la energía irradiada de vuelta). Nos dice que
estamos lejos de entender el cambio climático.
La política climática se basa en modelos
inadecuados
Los modelos climáticos tienen muchas deficiencias y
no son remotamente plausibles como herramientas de política global. Explotan el
efecto de los gases de efecto invernadero tales como el CO2.
Adicionalmente, éstos ignoran el hecho que enriquecer la atmósfera con CO2 es
beneficioso.
El CO2 es el alimento de las plantas,
base de toda vida en la Tierra
El CO2 no es un contaminante. Es
esencial a toda vida en la Tierra. La fotosíntesis es una bendición. Más CO2
es beneficioso para la naturaleza, enverdeciendo la Tierra: CO2 adicional
en el aire ha fomentado el crecimiento de la biomasa vegetal global. También es
bueno para la agricultura, aumentando los rendimientos de los cultivos en todo
el mundo.
El calentamiento global no ha aumentado los
desastres naturales
No existe evidencia estadística de que el
calentamiento global esté intensificando los huracanes, inundaciones, sequías y
desastres naturales semejantes, o haciéndolos más frecuentes. Sin embargo,
existe una vasta evidencia de que las medidas de mitigación al CO2
son tan perjudiciales como costosas.
La política climática debe respetar las realidades
científicas y económicas.
No existe emergencia climática. Por lo tanto, no
existe causa de pánico y alarma. Firmemente nos oponemos a la política dañina y
poco realista de CO2 cero-neto propuesta para 2050. Si surgen
mejores enfoques, y ciertamente lo harán, tenemos tiempo suficiente para
reflexionar y readaptarnos. El objetivo de la política global debe ser la
“prosperidad para todos” proporcionando energía confiable y económica en todo
momento.
El comunicado pone en entredicho buena parte de los postulados
del ecologismo dominante, consistente en augurar terribles catástrofes
naturales derivadas del calentamiento global que causa el hombre por las
emisiones de CO2 a la atmósfera. Por cierto, catástrofes que llevan
augurándose desde hace décadas y nunca se han cumplido (incremento del nivel de
los mares, derretimiento de los casquetes polares, desertización, etc.).
Esta red de
científicos advierte de que las catastróficas predicciones climáticas, que con
tanto ahínco difunden políticos y medios de comunicación, parten de modelos
informáticos -hechos por humanos-, cuyos resultados dependen de los datos,
hipótesis y supuestos que se introducen en dichos modelos. Por lo tanto, creer en el resultado de un
modelo climático es creer en lo que sus creadores han incluido en los modelos,
para que creas lo que ellos quieren que creas.
Ahora apliquemos
un poco de sentido común.
¿A santo de qué tenemos que creernos lo que dicen los 800 “expertos” del
IPCC y no creer lo que dicen los 1960 científicos y profesionales de CINTEL? Si
tan científicos y eruditos son los unos como los otros, entonces, ¿por qué lo
que dice CINTEL es denostado y lo que dice el IPCC va a misa? Muy simple, por
dos razones: dinero y control.
El “cambio climático” es, sobre todo, un GRAN NEGOCIO además de una muy
eficaz herramienta de control de masas. Con él se gravarán más impuestos a
todos esos productos que consumimos diariamente y se restringirá de una manera
aún más enfermiza nuestra ya maltrecha libertad.
Medidas como la introducción de la huella de carbono personalizada,
proliferación de ciudades 15 minutos, prohibición de vehículos privados o el encierro
forzoso por amenaza climática, entre otras cosas, serán implementadas no
tardando mucho si les dejamos que normalicen la nueva ideología del “cambio
climático”.
La mayoría de científicos, sin conflicto de intereses, afirman que no existe una crisis
climática y que la narrativa oficial sobre el “cambio climático” supone
una seria amenaza para la economía mundial y el bienestar de miles de millones
de personas. Por lo tanto, no te quepa la menor duda de que el “cambio
climático” no es más que un arma que se está utilizando contra la humanidad.
Dicho esto, y a
pesar de que está hartamente demostrado que no existe emergencia climática, sí
que estamos observando últimamente fenómenos meteorológicos “extraordinarios”
más regularmente. Fenómenos, por otra parte, que nada tienen que ver con el
“cambio climático”, sino con la consecuencia de manipular el clima.
En el segundo
párrafo de la página 19 del documento titulado “El Clima como multiplicador de
fuerza: poseyendo el clima para 2025”, presentado a las Fuerzas Aéreas de los
Estados Unidos, en Agosto de 1996, por los militares Tamzy J. House , James B.
Near, Jr., William B. Shields (USA), Ronald J. Celentano, David M. Husband,
James E. Pugh, y Ann E. Mercer, se deja meridianamente claro: “Las tecnologías de modificación climática
podrían conllevar técnicas que incrementen la liberación de calor latente en la
atmósfera, que aporten vapor de agua adicional para el desarrollo de nubes, aplicando
una mayor superficie y calor a la baja atmósfera, todo lo cual redundará en el
aumento de la inestabilidad atmosférica”. Pues si lo dicen los mismos que
manipulan el clima no se lo vamos a rebatir.
Evidentemente,
una tecnología así puesta en manos de psicópatas es extremadamente peligrosa, y
no digamos en manos de militares.
Veamos algún
ejemplo:
Supongamos que
un cártel de ricos y poderosos quiere hacerse con las tierras fértiles de una
región determinada, pero los campesinos no quieren venderlas. Ese cártel
podría, a través de la tecnología de control climático, inducir en la región
una sequía prolongada y destruir las estructuras productivas, económicas y
sociales, lo que obligaría al consiguiente abandono de la región por parte de
la población. Y aquí lo tenemos. Ahora los poderosos tienen vía libre para
hacerse con las tierras a precio de saldo.
Por desgracia,
este no es ningún escenario ficticio. Es una realidad desde hace décadas en
países sudamericanos y ahora en el sur de Europa.
Tampoco conviene
olvidar la “Operación Popeye”: cuando el clima se usó como arma en la Guerra de Vietnam, sembrando el cielo de nubes para inducir precipitaciones y
extender la temporada de monzones sobre la región.
Los seres
humanos, a los que esta camarilla toma por imbéciles en sus delirantes paranoias
de control planetario, estamos hartos de que jueguen con nuestra salud,
economía y derechos fundamentales en aras a no sé qué gilipollez de “salvar el
planeta”. Pero lo peor de todo, es ver cómo nuestro propio gobierno, que tienen
el deber de salvaguardar nuestros derechos fundamentales, está trabajando codo
con codo con estos psicópatas.
¿Qué está
pasando? ¿Pero es que aquí nadie se hace preguntas? ¿Qué más tiene que suceder
para que nos demos cuenta? Verdaderamente es muy frustrante ver la apatía de la
gente y cómo se está dejando llevar al matadero sin inmutarse.
Si quieres más información al respecto puedes ver la película documental “Sobre el Clima_1:18”.