30 diciembre 2024

LA MENTIRA COMO ESTRATEGIA DE PODER

Los últimos cuatro años -ya casi cinco- han sido tiempos de enormes cambios que han afectado a la política, la tecnología, la sanidad, la economía, la cultura y, en general, a todo aquello que tuviera que ver nuestra forma de vida.

Evidentemente, la falsa pandemia no sólo ha truncado la vida de millones de personas, sino que también ha cambiado la forma de ver el mundo que nos rodea, el cual empieza a ser cuestionado. 

El principal cambio que se ha producido es que ahora dudamos de todo. Incluso hemos dejado de creer en aquello en lo que antes más confiábamos: la condición humana. De hecho, las cualidades naturales de comprensión (sentido común), que antes utilizábamos para entender el mundo, han sido cuestionadas -e incluso muchas de ellas derribadas- dando paso a otras nuevas totalmente distópicas. Y es que la mentira ha sido instaurada en todos los ámbitos de nuestra vida.

Sin embargo, una parte importante de la población empieza a ser consciente de que el mundo moderno de hoy vive en un engaño absoluto y permanente. Se ha dado cuenta de que la democracia, donde se habla contantemente de soberanía popular y el derecho al sufragio universal, no es más que una patraña perversa para maquillar la realidad. O lo que es lo mismo: un instrumento de la plutocracia para manejar a su antojo a las masas hechizadas por el sistema.

La mentira se ha convertido en una herramienta de poder. Como bien dijo Hannah Arendt (historiadora y filósofa alemana), mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea en nada. Y, claro está, un pueblo que ya no puede distinguir entre lo que es verdad y lo que es mentira es incapaz de diferenciar el bien del mal. Por consiguiente, un pueblo completamente sometido al imperio de la mentira es susceptible de hacer lo con él lo que quieras.

Mientras los 193 Estados miembros de la ONU ejecuten obedientemente al pie de la letra todas las estúpidas órdenes y directivas emitidas por esta organización u otras como la OMS, el FMI, el Banco Mundial, el BPI, la OMC, etc., es imposible que surja una “rebelión de naciones”, tal y como nos quieren hacer creer con los BRICS que, supuestamente, dicen querer acabar con la hegemonía del dólar americano. Y quien se haga ilusiones al respecto, haría bien en informarse de cómo China, Rusia, Corea del Norte, Venezuela o Cuba están igualmente subordinados al Banco de Pagos Internacionales.

El mito de que los BRICS tienden a aniquilar la supremacía estadounidense, en beneficio de todos los pueblos del mundo, no es más que otra quimera. Y es otra quimera, porque todos y cada uno de los países que lo integran obedecen los dictados de estas organizaciones. Por lo tanto, los BRICS no son más que la nueva estrategia de la mafia que gobierna el mundo para cambiar el actual imperialismo estadounidense por el totalitarismo chino.

Hoy en día los Estados-nación no son entidades político-jurídicas independientes, puesto que detrás de cada Estado-nación está el poder global del dinero. Este poder está por encima del bien y del mal y, por supuesto, por encima de cualquier autoridad política y jurídica de cualquier Estado.

Durante los últimos 500 años, el poder global del dinero ha ido moviéndose en la sombra y mantenido su continuidad en el tiempo. Esto les ha proporcionado una cantidad de riqueza y poder político prácticamente ilimitado; poder y riqueza que la mayoría de los mortales ni siquiera somos capaces de imaginar.

Todas las revoluciones acaecidas en los últimos siglos han sido urdidas por el poder global del dinero en función de sus intereses. Por lo tanto, ni el reciente “Maidan” de 2014, ni la “Primavera Árabe”, ni la “Revolución Bolchevique” ni tan siquiera la “Revolución Francesa” fueron un levantamiento popular espontáneo, sino una estrategia del poder global del dinero para cambiar el mapa geopolítico y con ello la sociedad a su antojo.

Bueno. Pues eso mismo está sucediendo ahora. El Gran Reinicio, la Agenda 2030 y el establecimiento del Nuevo Orden Mundial no son más que las nuevas estrategias del poder global del dinero para la esclavización definitiva de toda la humanidad a través de la ciencia, la tecnología y, por supuesto, la IA.

Lo que está ocurriendo en China, con la aplicación de un control biométrico-tecnológico-digital de toda su población y la imposición de un “carnet de crédito social”, ha convertido el país en una dictadura casi perfecta. Pues esto es lo que el poder global del dinero quiere implantar en Occidente y posteriormente en el resto del mundo.

Y ahora la pregunta del millón: ¿tenemos nosotros los medios necesarios y suficientes para luchar contra el poder global del dinero? La respuesta mayoritaria sería que no: ellos lo tienen todo y nosotros no tenemos nada (“es lo que hay”: mantra que repetimos constantemente). Pero, ¡espera! ¿Y si te dijera que son ellos los que en realidad no tienen nada? Lo único que tienen es el dinero. Pero el dinero no es nada, son papelillos o anotaciones contables en una computadora, nada más. Sin embargo, la manufacturación de materias primas, la ciencia y la tecnología, que son los elementos que verdaderamente mueven el mundo, están en nuestras manos. Del mismo modo, también somos nosotros los que integramos el ejército y las fuerzas y cuerpos de seguridad garantes de que se mantenga el sistema. Por lo tanto, lo único que tenemos que hacer es pasar de su dinero y hacer ver a la gente, que sin saberlo está trabajando para el poder global del dinero, que empiece a trabajar para ella misma.

Respecto al gobierno, más de lo mismo.

Se supone que el pueblo vota por el tipo de gobierno que quiere, pero ni de coña eso es así. El pueblo realmente vota a unos charlatanes de feria que le promete un idílico “Estado del Bienestar”. Pero, una vez estos charlatanes son elegidos, no tienen ninguna obligación real de cumplir lo prometido y, generalmente, actúan en contra del pueblo que les eligió. Así que, ¿para qué tener un gobierno que legisla en contra de nuestros intereses? Pues dejemos de votar a partidos políticos y vayamos a otro tipo de paradigma.

En fin. Muchos pensarán que son utopías irrealizables, y no les falta razón. Y no les falta razón, porque mientras el sistema siga anclado en una mentira permanente, o lo que es lo mismo, mientras el juego esté amañado no hay manera de ganar a la banca. Pero soñar, de momento, sigue siendo gratis. 

1 comentario:

  1. Buscador
    Desde el cambio del valor oro por el "dinero" ficticio, el borrego ha vivido esclavo, claro que la mentira ha cumplido el objetivo que comentas, el hacernos "creer" que no creemos en nada, eso nos hace aún más borregos, en cuando hay un accidente o atentado lo primero que nos viene a algunos es que es mentira o provocado, nos quieren divididos en grupos, nosotros somos los denominados "los conspiranoicos", y claro somos tratados como tal, nosotros a los obedientes al sistema por diversos motivos, miedo, acomodo, son felices en el sistema, etc... les llamamos "tragacionistas", otros no tienen ni puta idea de lo que le rodea y otros lo saben pero no quieren o no pueden cambiar nada, "¿nosotros si?". Conozco más que saben lo que les rodea de los que no, pero, quieren seguir así, quieren sentir que son parte de "algo", trabajan, pagan impuestos, cobran del sistema, votan a los mierdas que dicen nos gobiernan, ¿nosotros no?, todos formamos parte de esta mentira pero hasta que no haya un cambio de paradigma, de sistema, de democracia real, si esta ha existido alguna vez a lo largo de la civilización, seguiremos aquí "todos", saber lo que nos rodea y cambiar solo nosotros ante todo lo demás esta bien, pero, seguimos aquí todos y llevo mucho en esto de la "conspiración", si, también tengo un "bando", no ha cambiado nada, no he cambiado nada y no conozco a nadie que haya cambiado nada, eso si, sé mucho y eso me hace participe de aquella frase, "solo sé que no sé nada"... por lo tanto nada podemos cambiar aún sabiendo que formamos parte de una mentira no, formamos parte de la mentira, que no es lo mismo.
    Un abrazo a todos y en especial a ti pepeluengo, por tu gran labor y sobre todo, por tu perseverancia y seguir aquí.

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