Los medios de comunicación siguen con la propaganda de que el ataque a
Irán, por parte de EEUU, puede degenerar muy probablemente en la Tercera Guerra
Mundial. Algunos titulares llegan a afirmarlo sin vacilación: “Sin la
aprobación del Congreso de los EEUU, Donald Trump ha declarado la guerra a
Irán: un hecho sin precedentes e inconstitucional, que de seguir adelante
acabará en la Tercera Guerra Mundial”.
Parece que Donald Trump y Netanyahu están arrastrando al mundo a una
Tercera Guerra Mundial, o al menos es lo que nos quieren hacer creer. La excusa
para desencadenar los recientes bombardeos de EEUU contra las instalaciones
nucleares de Irán, ha sido la de que Irán está a punto de conseguir armamento
nuclear (la misma excusa que se utilizó para derribar a Saddam Hussein,
diciendo aquello de que tenía armas de destrucción masiva, las cuales nunca se
encontraron).
Otra vez se está utilizando la misma estrategia, ya que hace tan sólo tres
meses los jefes de
inteligencia, Tulsi Gabbard y John Ratcliffe, concluyeron ante el Congreso
de los EEUU que hasta la fecha no había ninguna confirmación absoluta que indicara
que Irán posee o está a punto de conseguir una bomba atómica.
Pero las cosas no siempre son lo que parecen.
EEUU lanzó un ataque a tres instalaciones nucleares de Irán. Sin embargo,
después de que Trump anunciase a bombo y platillo que las instalaciones habían
sido destruidas por completo, el ataque tiene toda la pinta de ser una farsa:
las instalaciones estaban completamente vacías, no había personal en el lugar,
no se detectaron daños reales y no hubo explosiones ni fuga radiactiva tras el
bombardeo. Esto incita a pensar que Irán fue advertido con anterioridad de la
agresión. Por lo que, en mi opinión, esto no fue un ataque, sino un teatro de
operaciones (sólo así se entiende que Trump no pidiera la aprobación del
Congreso de los EEUU).
Por otra parte, en respuesta a la agresión sufrida, Irán lanzó una
serie de misiles balísticos de corto y medio alcance sobre la base militar de
Al Udeid en Qatar (una de las más importantes de EEUU en Oriente Medio). Poco
después de los ataques, Trump publicó en su red social que la respuesta de Irán
había sido “muy débil”, e incluso agradeció a Irán por haberles avisado con
antelación. Estas fueron sus declaraciones: “Irán ha respondido oficialmente
a nuestra destrucción de sus instalaciones nucleares con una respuesta muy
débil, algo que esperábamos, y que hemos contrarrestado con gran eficacia.
Ningún estadounidense o catarí resultó herido y prácticamente no se produjeron
daños. Lo más importante es que se han desahogado y, con suerte, no habrá más
odio. Quiero agradecer a Irán habernos avisado con antelación”
Todo parece indicar que la agresión de EEUU contra Irán no fue más que
una operación de “márquetin” para engañar a la opinión pública. Israel y EEUU no
pretenden destruir Irán, sino seguir el guión de un orden establecido, cuyos
únicos beneficiarios son los banqueros apátridas y los traficantes de armas. En
definitiva, un statu quo que se enriquece más y más con la violencia.
Lo que acabo de exponer demuestra que el “pacifista” Donald Trump (que
iba a acabar con la guerra de Ucrania en 24 horas) es un pelele (como lo fue
Biden) a las órdenes del poder global del dinero: la City de Londres y Wall
Street.
La única verdad en todo esto, es que ninguno tenemos la más remota idea
de lo que se cuece en las mentes de los maniacos que dominan el mundo,
incluidos los periodistas que nos “informan”.
Pero, ¿qué ha ganado Israel realmente con esta serie de agresiones a
todo aquel que está a su alrededor? Pues posicionarse como víctima, así de
paradójico es todo esto. En este circo planetario todo es posible: los
agresores se convierten en víctimas y las víctimas en agresores.
En la farsa del mundo distópico de hoy solo hay perdedores; bueno,
excepto los ganadores habituales: las élites bancarias multimillonarias que
juegan con nosotros.
Este nuevo mundo tecnológico, que se nos vende como una nueva era de
progreso, en realidad no es más que una burda copia del mundo anterior; eso sí,
con mejores herramientas de destrucción, manipulación y control: lanzas, arcos
y flechas han sido sustituidos por misiles balísticos y drones con una
precisión milimétrica para destruir escuelas y hospitales, pero ninguna para
acabar con el Kremlin o la Casa Blanca.
La paz siempre ha sido una quimera, una palabra vacía, un término
recurrente para engañar a estúpidos ignorantes. Desde que el hombre puso los
pies en este planeta siempre ha estado guerreando. De por sí, la historia se
cuenta a través de las guerras. Por eso, instituciones como la ONU son un
teatro de marionetas, donde los poderosos mueven los hilos.
Las guerras no se ganan ni se pierden, las guerras se perpetúan. En
este gigantesco carnaval, el cinismo es el único que sobrevive: se fabrican misiles
y armas nucleares en nombre de la paz y se bombardean hospitales para proteger
a la población, y encima se televisa. Es un auténtico disparate.
Hoy en día vivimos manipulados por los medios de comunicación. Ellos
seleccionan cuidadosamente las noticias. Ponen más énfasis en acontecimientos
específicos, dándole un enfoque psicológico para provocar una reacción en el
público (miedo, compasión, irritación,…). El ejemplo más paradigmático fue sin
lugar a dudas el Covid-19: la mayor operación psicológica de la historia,
gracias a la cobertura incesante de los medios de comunicación. Ahora están
haciendo lo mismo con la posibilidad de la Tercera Guerra Mundial. Pero, ¿se
trata realmente de una amenaza inminente de guerra o de otro montaje?
La historia está llena de eventos dramáticos que ponen de manifiesto lo
que son capaces de hacer los maniacos que dominan el mundo. Por lo tanto,
tampoco sería descartable una operación militar para destruir el mundo mediante
una guerra nuclear.
Definitivamente, el mundo pos-Covid-19 no ha traído nada nuevo salvo más control. Es el mismo mundo de siempre, con las mismas guerras de siempre y el mismo statu quo de siempre. Por lo tanto, nada nuevo bajo el Sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario