No hace falta ser ninguna lumbrera para darse cuenta de que este es un
mundo perverso, genocida y esclavo de su propia locura.
La nuestra es una sociedad profundamente enferma. Está integrada por
unos locos empeñados en hacerse la vida imposible. Todos esos conceptos, como
derechos humanos, democracia, libertad, igualdad o sostenibilidad, son sólo palabras
que, en realidad, carecen de sentido. Porque, ¿cómo se puede hablar de derechos
humanos viendo el genocidio de Gaza? O, ¿cómo creer en la democracia, la
libertad, la igualdad o la sostenibilidad con la que está cayendo?
Si el mundo está dirigido por psicópatas no es de extrañar que nos
hayamos convertido todos en psicópatas. El llamado “progreso” ha hecho de
nosotros unos seres egoístas, insípidos e insulsos, que sólo estamos
interesados en un sinfín de gilipolleces a las que damos una importancia desmesurada.
Me refiero a cosas como vivir casi exclusivamente para ganar dinero, ya que se
supone que el dinero te lo da todo: una gran casa en un barrio exclusivo, artículos
de lujo y poder consumir los mejores productos del mercado. Y lo hacemos, fundamentalmente,
para impresionar a todo aquel que tenemos a nuestro alrededor, ya que si tienes
dinero eres admirado y envidiado.
Luego, claro está, necesitamos toda una parafernalia de “logros
sociales” como títulos académicos, pedigrí social y ocupar el puesto más
elevado en el escalafón social y profesional. Obviamente, esto va
intrínsecamente unido a un físico impresionante con el que cautivar a nuestros
semejantes, ya que con dinero puedes tener el físico que quieras.
Bueno, pues esto es, más o menos, lo que todo mortal ansía en esta vida,
ya que el manicomio en que vivimos dice que en esto consiste el “éxito”.
Evidentemente, si todos tuviéramos “éxito” no sé quién iba a limpiar
las calles, recoger la basura o arriesgar su vida en una mina. Pues para eso se
creó la “desilusión”, para cubrir esos puestos. Si no podemos alcanzar estas
metas nos desilusionamos y tendemos a sentirnos mal con nosotros mismos. Esto
implica un estado de fracaso y frustración -que solemos ahogar atiborrarnos de alcohol,
drogas o entretenimientos banales como, por ejemplo, el fútbol- que hace que
aceptemos de buen grado estar en el escalón más bajo de la escala social.
Pero tanto si somos de los que tienen “éxito” como de los que no,
nuestra vida es limitada y tarde o temprano moriremos. Y lo que la gente parece
ignorar, es que todos vinimos a este mundo sin nada y nos iremos de él sin
nada. Por lo tanto, este juego de recompensas materiales es totalmente absurdo.
Desde nuestro nacimiento hemos sido criados y educados en este irracional
juego de recompensas materiales y egos desmesurados. Nuestros padres ya fueron
adoctrinados es este sentido e hicieron lo propio con nosotros. Y todo para
impresionar a nuestros semejantes que, por cierto, tienden a hacer lo mismo al
haber sufrido también el correspondiente lavado de cerebro.
Pero llevar una vida plena, dependiendo de lo que esperan de nosotros
los demás, es improbable, en el mejor de los casos, o directamente imposible.
La sociedad ha caído en la locura. De hecho, muchas de las personas que han conseguido el
“éxito” se sienten vacías y no son felices. Así que si realmente queremos vivir una vida diferente
tendremos que empezar por hacer cosas diferentes.
En primer lugar deberíamos desaprender todo lo aprendido sobre este
juego de recompensas y egos. Posteriormente, dejar de lado las normas que hemos
seguido hasta ahora -ideadas por locos psicópatas- y adoptar las nuestras.
Somos nosotros los únicos que debemos definir nuestros propios valores
e ideales. Olvidemos las ideologías, que sólo sirven para dividirnos, y
fomentemos el respeto. Debemos encontrar nuestra propia verdad. El mero hecho
de estar vivos, disfrutando de la belleza de este impresionante planeta azul,
es mejor que cualquier cosa que el juego de las recompensas y egos pueda
ofrecernos.
No sé que más necesitamos para darnos cuenta de que el sistema ha
fracasado estrepitosamente. Es un sistema que esta poco a poco destruyendo
nuestro entorno y a nosotros mismos. Un sistema donde la manera de hacer las
cosas no funciona, y las formas que tratan de corregir los errores son aún
peores. Así que deberíamos probar algo nuevo de verdad.
Evidentemente, el cambio no vendrá del estatus quo: todos sus cambios
siempre han ido a peor. El mundo no mejorará mientras la humanidad siga
haciendo lo mismo y no cambie sus hábitos. Si insiste en hacer las mismas cosas,
una y otra vez, todos los intentos de cambio serán fallidos, como hasta ahora.
Hemos de desviarnos radicalmente de los patrones que nos han traído hasta aquí,
de lo contrario nuestra supervivencia en el planeta no está asegurada. Porque una
cosa es clara: de seguir viviendo bajo las reglas de los locos lunáticos que
gobiernan el mundo seguiremos en caída libre.
Desde que aparecieron los medios de comunicación audiovisuales el mundo
se ha convertido en un manicomio. Día tras día estos medios difunden sin
descanso el lado más oscuro y trágico de la vida. Las imágenes y relatos que
despliegan, amén de ser sesgados, manipulados y en muchos casos mentira, son de
lo más desalentador. Esto induce a la gente a la desesperanza y a la frustración.
Por lo tanto, es absolutamente necesario alejarse para siempre de los medios de
comunicación. Si lo hacemos, descubriremos que esa sensación de ansiedad y
desasosiego permanente se ve aliviada inmediatamente. Y es que el ser humano no
fue diseñado para mirar una puta pantalla desde que se levanta hasta que se
acuesta.
Si nos fijamos, a nuestro alrededor no vemos psicópatas, terroristas,
ladrones y asesinos por doquier. Lo que vemos es gente corriente bastante
solidaria, amable y humanamente aceptable. Son personas que lo único que desean
es vivir en paz y armonía con sus semejantes. Sin embargo, estas personas no
siempre son afables. Lo que les hace comportarse a veces como verdaderos psicópatas
es la injusta distribución de la riqueza, que hace que personas intrínsecamente
buenas se conviertan en carroñeros antisociales en su lucha por conseguir el vil
metal para poder subsistir. Son precisamente estas distorsiones del
comportamiento humano las que los medios de comunicación se encargan de
difundir a todas horas, para mantener nuestra atención centrada en el lado
oscuro de la vida, dando origen a este mundo de locos para locos.
¿Cuándo vamos a ser conscientes de que este sistema está manipulado de principio a fin para proteger y favorecer a la élite dominante? Porque, ¡señores! No sé si se han dado cuenta, pero la élite dominante es el sistema.
Excelente análisis.
ResponderEliminarHas estado sembrado Pepe.
ResponderEliminarBravo!
Pero no me voy a convertir en un psicópata,nooo.
Mi lado oscuro la controlo.
Mi bondad se le acaba la paciencia.
Aunque me consuma de tristeza.
No voy a ofrecer la otra mejilla.
Quien ve la tele?
Nadie.
No he visto una cosa mas descarada en la t.v. pública,que la ven nuestros mayores que estan en casita esperando su...
Les han arrebatado el bodrio culebronero nostálgico para estar predicando telesanchez 12 horas seguidas de actualidad,información y opinadores.
Ni en una puta dictadura abierta se ha visto esto...
Esto que es?
Luego nadie se da cuenta.
Y lo peor es que entran al trapo los muy miserables defendiendo al lider de la SECTA correspondiente.
Ufff...
La nueva anormalidad...
Agur.
Además y termino,no soy un rebelde con causa...
ResponderEliminarNo me caso ni con mi sombra.
No tengo tres añitos para que me alineen en ninguna religión,ideología o lavado de cerebro que se tercie.
Me altera y he funcionado así.
Los que hemos tenido la nevera llena gracias al incomesurable esfuerzo y sacrificio y luego los hijos defenderlo de nuestros padres,nunca y digo jamás,sé presume y ostenta.
Prohibido.
Eso es de...,no quiero decir tacos.
Ni se come el bocata delante de un compañero si no tiene sin darle la mitad.
Ok.
De casita se viene aprendido y es para toda la vida.
FELÍZ TARDE.