30 octubre 2025

LA HUMANIDAD DEBE ASUMIR DE UNA VEZ POR TODAS SU RESPONSABILIDAD Y NO DEJARSE EMBAUCAR POR LOS CANTOS DE SIRENAS DE LOS LUNÁTICOS QUE NOS GOBIERNAN

La situación actual en España tiene en un estado de hartazgo permanente a más de la mitad de la población. Quitando a los que sacan partido del momento (políticos, periodistas comprados, enchufados de todo tipo, empresarios mezquinos que explotan a los inmigrantes, etc.), la gente realmente está harta. Harta de este corrupto gobierno suicida completamente irresponsable; harta de una oposición igual de corrupta e inútil; harta de los incendios y a las DANAs; harta de la descomunal deuda que sigue disparándose; harta de la inflación; harta de los desmesurados impuestos; harta de la inmigración masiva descontrolada y harta de un sinfín de cosas más. Pero, amén de estar harta, lo que realmente más le preocupa a la gente es la inacción. Y es que esta vez la borregada está realmente harta, pero no le ve solución.

Todo ese hartazgo no es casual, sino un hartazgo provocado, ya que asustar a la gente es una técnica utilizada por el poder desde tiempos inmemoriales y sirve, entre otras cosas, para evitar la desafección a los políticos. Y es que el miedo al caos no hace que la gente deje de votar a esos políticos que ellos mismos consideran corruptos e incompetentes, sino todo lo contrario: hace que la inmensa mayoría acuda a las urnas para cambiar el color del voto; ya sabes, “hay que votar al menos malo”, y eso salva una vez más el culo de los políticos, que seguirán aferrados a sus poltronas como se aferra una lapa a la roca.

No hay una sola emisora de radio o canal de televisión que no esté todo el santo día dando la matraca con las trifulcas diarias de los políticos: un circo hábilmente montado para entretener a idiotas y mantenerles en un estado de ansiedad permanente.

Sin embargo, el “populacho” lo único que quiere es que los políticos le garanticen la estabilidad del país. ¿Pero de qué estabilidad estamos hablando? ¿La de un país endeudado hasta la médula por gestores corruptos e incompetentes? ¿La de un país con una deuda abismal que el propio Estado ya no puede controlar? ¿La de un país sumido en la división, la violencia callejera y la inseguridad ciudadana? ¿La de un país en el que los inmigrantes ilegales viven en hoteles y los damnificados por el volcán de La Palma en contenedores? ¿La de un país donde la justicia beneficia a los delincuentes y da la espalda a las víctimas? ¡Venga ya! ¿De verdad crees que esto es así por la incompetencia de los políticos?

Sólo el pueblo salva al pueblo” es el eslogan más repetido en este país desde la catástrofe de Valencia. Entonces, siendo consecuentes, ¿por qué seguir votando a políticos? El mantra repetido hasta la saciedad de que en las próximas elecciones todo puede cambiar no es más que la mentira de siempre. Da igual lo que votes, todo seguirá igual. ¿O es que verdaderamente cambia algo cuando gobierna el PP o gobierna el PSOE y yo no me he enterado?  

El cinismo de nuestros políticos ya es patológico. Todo el mundo es consciente de cómo está la cesta de la compra, la vivienda, los empleos precarios de los llamados fijos discontinuos, los bajos salarios, las constantes subidas de la factura de la luz, etc. Sin embargo, nuestro Presidente de Gobierno saca pecho diciendo a los españoles que nuestra economía va como un cohete, ya que, según los indicadores, crecerá un 2,6% en 2025.

A ver, ¿es el mundo al revés o que yo me he vuelto idiota? Vamos que, según nuestro Presidente de Gobierno, si debes más de lo que ganas tu economía va como un cohete. ¡Enhorabuena! No sabía yo que los españoles que deben la hipoteca, el coche o un préstamo para los estudios de sus hijos son ricos, ya que, según esta premisa, su economía personal debe de ir como un cohete.

Sin embargo, para saber cómo está la economía real de nuestro país que se lo pregunten a esos tres millones de jóvenes que han tenido que emigrar porque aquí no tienen futuro; a los que no pueden tener acceso a una vivienda (en propiedad o en alquiler) porque el sueldo de mierda que tienen no les da; a los parados mayores de 50 años que no les quieren en ningún sito o a los que incluso trabajando no llegan a fin de mes. Y sí, efectivamente, le va muy bien al IBEX 35, eso seguro, pero España no es sólo el IBEX 35, ¿o sí?

Nuestra mal llamada civilización es una mentira diseñada para ser cómplice de su propia explotación. La libertad, la democracia y la prosperidad que los políticos nos prometen son una falacia, ya que los políticos no están para servirnos a nosotros, sino para obedecer las órdenes de los oligarcas y gestionar un imperio en decadencia que, por cierto, está a punto de colapsar. 

Este sistema ha sido carcomido desde dentro por el neoliberalismo salvaje. El colapso inminente, que los dueños del mundo están provocando sólo tiene un objetivo: desestabilizarlo todo para crear el caos. Es una estrategia fríamente calculada, para que los ciudadanos vean seriamente amenazada su seguridad y acepten el Nuevo Orden Mundial, donde, por cierto, no tendrán cabida ni pobres ni parias.

Por muy distópico que te suene, el saqueo de nuestros países, la ruina de nuestras economías y el fin de nuestra soberanía no tienen otro objetivo que deshacerse de la mayoría de nosotros. Personalmente, y viendo cómo han actuado siempre los dueños del mundo, no creo que cuando las máquinas hagan todo el trabajo quieran mantener a 8.000 millones de personas ociosas.

Sí, no te sorprendas, esto va de despoblación y control. Durante mucho tiempo esto fue considerado una “teoría de la conspiración”, pero la evidencia es ya tan abrumadora que sólo los ingenuos la pueden negar.

¿Recuerdas el “pasaporte Covid”? Fue un ensayo. Lo de ahora va en serio. Se trata de la identificación digital, que ya se está imponiendo en muchos países como, por ejemplo, en el Reino Unido, donde el Primer Ministro, Keir Starmer, acaba de anunciar la implementación de una identificación digital para el 2029 sin la cual no se podrá trabajar. ¿Y qué han hecho para que la gente la acepte? Pues, entre otras cosas, abrir las puertas de par en par a la inmigración masiva, generando un problema social de tal envergadura que la gente está demandando una solución. Evidentemente, la solución del gobierno ha sido la implantación de la identificación digital.

Pero se equivocan. No es verdad. No es la solución. La identificación digital es la esclavitud eterna; o lo que es lo mismo, el sistema de control perfecto. Por mucho que se nos venda como algo esencial para acabar con la economía sumergida, la delincuencia o la inmigración ilegal no les creas. La realidad es que la identificación digital es el “gran hermano” que te vigilará las 24 horas del día los 365 días del año y sin la cual no podrás hacer nada. En esa identificación digital ira tu crédito social, tu huella de carbono personal, tu estado de vacunación y, por supuesto, tu dinero digital, cuyo uso estará supeditado a que seas buen ciudadano, cosa que decidirá un algoritmo.

Es evidente que necesitan engañarnos para que la aceptemos, porque si la gente la rechaza todo su plan de control mundial se derrumbará y fracasará estrepitosamente. Así que adiós a la Agenda 2030, a las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) y a la esclavización digital.

Obviamente, eso sería lo deseable, pero me temo que no va a pasar, ya que la masa borreguil la aceptará al igual que aceptó los confinamientos o el “pasaporte Covid”. Sin ir más lejos, la mejor democracia europea, la suiza, ha decidido en referéndum, celebrado el 28 de septiembre de 2025, aprobar la Ley Federal de Identidad Electrónica, validando así la implementación de la identificación digital. Y aunque de momento dicen que no será obligatoria, ya sabemos lo que sucederá. No tienes más que recordar el “pasaporte Covid”: no era obligatorio, pero sin él no podías viajar ni comer en un restaurante.

Por favor, ¡recapacitemos! Estamos en un momento crucial para el futuro de la humanidad. Si aceptamos la identificación digital lo perderemos todo.

Obviamente, sólo tenemos dos opciones y no mucho tiempo: seguir el camino trazado por los oligarcas o desobedecer. No hay más. Evidentemente, conseguir la desobediencia de la mayoría es difícil, pero aceptar el camino trazado por los oligarcas es un suicidio colectivo.

Sin embargo, por muy distópico que se presente el panorama siempre hay alternativas. Porque, ¿y si te dijera que acabar con la identificación digital es relativamente sencillo? No tenemos más que deshacernos de nuestros teléfonos móviles. Si nos desprendemos de ellos, nada de lo que tienen planeado se podrá llevar a cabo; ni crédito social, ni huella de carbono personal, ni dinero digital ni nada de nada. Tal es así, que ante esa posible amenaza el Primer Ministro Británico, Keir Starmer, sancionará con 85 libras cada vez que se quiera identificar a alguien y no tenga teléfono móvil. Ahora bien, creer que la gente va a renunciar a los servicios y la comodidad que le brinda su teléfono móvil, después de ver cómo asumió voluntariamente perder sus derechos fundamentales durante la falsa pandemia, es de una ingenuidad mayúscula.

Sabemos, porque así se ha venido produciendo a lo largo de los siglos, que ningún gobierno quiere que la inmensa mayoría de sus ciudadanos tengan formación y conocimientos suficientes que les permita pensar por sí mismos. Pero si llegara ese día, ten por seguro que los gobiernos desaparecerían de la faz de la Tierra –y lo saben-, ya que tanto el Estado como el gobierno basan su existencia en la ignorancia y la estupidez de las masas aborregadas.

¿Cuándo vamos a ser conscientes de que el gobierno sólo tiene poder sobre nosotros mientras obedezcamos? Piénsalo. Sin nuestra obediencia el gobierno no es nada, un perro de paja. Si no obedecemos, no tiene absolutamente nada que hacer, no tiene poder sobre nosotros. Sin embargo, nosotros sí tenemos todo el poder, sólo tenemos que darnos cuenta de ello, incumplir sus mandatos y toda esta pesadilla se acabará de inmediato.

La pregunta es: ¿estará algún día lista la humanidad para asumir su responsabilidad? 

20 octubre 2025

LA FAMILIA: ¿UNA BENDICIÓN O UNA FÁBRICA DE TRAUMAS?

En estos tiempos, donde los globalistas tratan de imponer su distópica ideología al resto del mundo, ponerme a hablar de la familia y su hasta ahora función reproductora, educadora y protectora es garantía absoluta de ser etiquetado de “extrema derecha”. Por cierto, cosa que me la trae al pairo, pues ya he dicho en infinidad de ocasiones que no creo ni profeso ninguna ideología, ya que son todas fanáticas, sectarias, egoístas y propagandísticas. Las etiquetas son simplemente eso, etiquetas. Además, creo haber dicho en más de una ocasión que tanto la izquierda como la derecha son dos caras de la misma moneda: la de la estupidez aplicada a todos aquellos que las siguen.

En el mundo actual no hay nada al azar y todo está planificado de antemano. Ese supuesto interés por ampliar nuestro espectro de libertades, por parte de lo peorcito de la sociedad, es decir, de la clase política, sólo puede conducir a un Estado aún más totalitario, que ahora se expande a una velocidad de vértigo.

Los nuevos movimientos surgidos de las últimas ideologías de moda quieren acabar con la familia. Así lo dicen abiertamente militantes del Movimiento LGBTIQ+ o del Movimiento Feminista, donde una de sus máximas exponentes, Linda Gordon, dijo: “La familia nuclear -formada por padre, madre e hijos- debe ser destruida. El romper con las familias ahora es un proceso objetivamente revolucionario”. Aquí, en España, se siguen las mismas consignas. Sin ir más lejos, el Diputado de Más Madrid, Juan Varela-Portas, manifestó en un pleno de la Asamblea de Madrid: “Se debe introducir a la alumna, alumno o alumne en el reino de la diversidad. Debe ser arrancado suavemente de las neurosis ideológicas de su propia familia, liberarlo de su familia”.

Evidentemente, todo esto forma parte de la agenda de las élites para llevar a cabo su plan de despoblación.

La familia, hasta no hace mucho tiempo piedra angular de la sociedad, ha tomado una deriva irracional dando un giro de 180 grados. Durante siglos fue concebida como el origen de todo. Sin embargo, ahora está siendo cuestionada, en el mejor de los casos, o directamente repudiada y destruida.

La familia siempre fue un refugio, un baluarte frente al vertiginoso mundo exterior. Allí uno encontraba cariño, apoyo y sentido de pertenencia. En el medio rural una familia numerosa era sinónimo de “opulencia”, ya que 20 brazos generaban más riqueza que 2. Y lo mismo pasaba en el ámbito urbano, donde la familia proporcionaba estabilidad e impulso para el ascenso social. En ambos casos la familia era vista como una institución que protegía frente al caos en el que solían vivir las personas fuera de ella. Pero esto ha cambiado radicalmente, ya que los nuevos tiempos distópicos que estamos viviendo han creado todo un nuevo relato invirtiendo esa imagen. Y lo han hecho por diferentes vías y con mucha perseverancia y reiteración.

Cualquiera que sea un poco observador, y no se quede en lo superficial de lo que lee o ve, habrá podido comprobar cómo el cine y la literatura de las últimas décadas han convertido a la familia en el origen de casi todos nuestros males. Y es que escritores y guionistas ya no retratan a la familia como un cálido nido en el que criar a la prole, sino como un criadero de neuróticos.

En los países occidentales ya estamos asistiendo al desplome de la natalidad. Según parece, esto se debe a dos razones: una, por la dificultad económica de los jóvenes con empleos precarios mal remunerados, hipotecas inasequibles y un precio de alquiler por las nubes, y, dos, por el cambio radical de cómo se vive la sexualidad hoy en día, desvinculándola de la procreación y vista como un derecho natural al placer. En definitiva, que tener aventuras pasajeras sin compromiso o simplemente vivir y disfrutar de nuevas experiencias cada día resulta mucho más sugerente y atractivo que criar hijos, obviamente.

He de reconocer que ambas explicaciones tienen parte de razón. Pero hay un tercer factor en la ecuación que pasa prácticamente inadvertido: el desprestigio y desarraigo hoy en día de la maternidad y la paternidad. De hecho, en el actual lenguaje inclusivo los términos “padre” y “madre” han sido sustituidos por los de “progenitor” y “progenitora”.

Actualmente, la que fue considerada la meta de toda persona, emanciparse y formar una familia, se ha transformado en una aventura peligrosa, pues los mensajes sombríos que reciben las nuevas generaciones acerca de la familia hace que se lo piensen dos veces antes de acometer esa aventura.

La propaganda en este sentido es constante. Hoy en día es de lo más normal que un personaje famoso salga en televisión hablando de lo traumática que fue su infancia, convirtiendo así a sus padres en verdaderos psicópatas que le arruinaron su infancia y su juventud. E incluso algunos aseguran que le destrozaron la vida. Y no digo yo que no sea verdad, pero no es lo habitual.

La familia no es una institución perfecta, como tampoco lo son todas las demás empezando por el Estado. Y claro está, si sólo enfocas lo sombrío y lo difícil que es la convivencia y criar hijos es muy probable que acabe mal.

Es un hecho que desde que apareció la televisión se nos trata como a verdaderos retrasados mentales, diciéndonos en cada momento cómo tenemos que actuar (lleve el paraguas porque va a llover, ponga gasolina al coche si va a viajar,…), y en el tema de la familia no iba a ser menos. Siguiendo en esa línea, ahora los “expertos” aseguran que formar una familia y tener hijos es para personas muy cualificadas. Nos dicen que para criar hijos no basta sólo amor, sino que hace falta dinero, ser un virtuoso de la psicología infantil, tener conocimientos de pediatra y otras habilidades. En definitiva, lo que antes era una cualidad innata de las personas (criar hijos), ahora ya no. Ahora se necesita ser todo un experto en determinadas materias para afrontar con alguna garantía de éxito la crianza de un niño. Si a esto le sumamos el peligro inminente que tiene para un hombre el unirse a una mujer y tener hijos, pues la lucha contra el machismo ha puesto contra las cuerdas a todos los hombres a los que se considera potencialmente maltratadores, hace que muchos varones vean el matrimonio y la paternidad como una aventura muy peligrosa en la que fácilmente pueden perderlo todo: su honorabilidad y su dinero, naturalmente.

No seamos ingenuos. El desprestigio de la familia es parte de la agenda de despoblación de las élites globalistas. Nadie obliga a nadie a vivir como le plazca. Pero si te preguntas por qué los jóvenes no quieren formar una familia y tener hijos, la respuesta no sólo está en que son económicamente débiles, que lo son, sino a toda esa constante basura ideológica depositada en sus cabezas.

Evidentemente, formar una familia tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero decídelo tú y no te dejes influenciar por toda esa propaganda globalista. 

10 octubre 2025

UN MUNDO PERMANENTEMENTE EN GUERRA

Llamar a esto civilización es un oxímoron; vamos, lo mismo que decir que tiene usted un cáncer saludable.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial los conflictos armados se han estado reproduciendo a lo largo y ancho de todo el planeta. Actualmente existen al menos 56 conflictos armados activos en el mundo, lo que representa la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial. Estos conflictos varían en intensidad e incluyen guerras mayores como las de Ucrania, gaza y Sudán, pero también otras menos visibles que involucran a varios países. 

Según Naciones Unidas -que fue creada precisamente para evitar guerras- el mundo vive actualmente una nueva era de conflictos armados y violencia extrema -con cada vez más países expuestos- donde los conflictos entre grupos dentro de un mismo territorio son más usuales que entre Estados.

A continuación echemos un vistazo a las principales guerras activas en todo el planeta, de acuerdo con la información recopilada y facilitada por el Consejo de Relaciones exteriores (CFR).

En total son 28 los principales países con conflictos armados: 4 en América, 8 en África, 15 en Asia y 1 en Europa.

Se trata de guerras ente Estados como la de Ucrania-Rusia, y guerras civiles como la de Yemen, en las que facciones definidas cuentan con el apoyo de diferentes Estados que trasciende sus fronteras. Sin embargo, no se han tenido en cuenta las luchas internas, las situaciones de inestabilidad política extremas ni las llamadas guerras contra las drogas o grupos criminales.

Paradójicamente, el mundo occidental sólo está poniendo el foco de atención en dos conflictos: Gaza-Israel y Ucrania-Rusia, ignorando todos los demás.

El conflicto entre Rusia y Ucrania, iniciado en 2014 con la anexión de Crimea por parte de Rusia y la formación de las repúblicas de Donetsk y Luhansk, tiene su origen en la propia creación de la República Socialista de Ucrania: un Estado plurinacional, con graves problemas de convivencia desde el momento en que el Estado ucraniano no supo encontrar la forma de acomodar a la minoría rusa que habita en su territorio. Evidentemente, este conflicto está siendo utilizado por la UE y EEUU por intereses puramente egoístas y nada tiene que ver con la ayuda al “pobrecito” pueblo ucraniano que, como siempre, es ignorado y masacrado.

Pero el conflicto que más tinta está consumiendo, más manifestaciones en todo el mundo está provocando y más odio hacia Israel está generando es el de Gaza. Sin entrar a valorar ahora la masacre de Israel en Gaza, que lo es, recordemos cómo comenzó.

El 7 de octubre de 2023 militantes de Hamás y de la Yihad Islámica atacaron desde Gaza bases militares y ciudades del sur de Israel. En el ataque murieron unas 1.200 personas, de las que al menos 845 eran civiles, y más de 5.000 resultaron heridas. Los militantes también tomaron como rehenes a unos 250 israelíes y ciudadanos de otros países. A partir de ahí, Israel decidió que no pararía hasta acabar definitivamente con Hamás.

El conflicto de Israel con Palestina se remonta a 1917, cuando el Gobierno Británico expresó su apoyo al establecimiento de un Estado judío permanente en Palestina mediante la “Declaración de Balfour”, que reconocía el derecho de los judíos a reconstruir su antigua patria en Palestina. Esta declaración fue refrendada por la Sociedad de Naciones (predecesora de lo que hoy conocemos como la ONU). Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1947, fue cuando se creó el Estado de Israel. Posteriormente se firmo el Plan de Partición que dividía el territorio en una parte judía y otra palestina. Pero el bando árabe consideraba injusto el Plan de Partición, ya que creían que los sionistas no tenían ningún derecho sobre la tierra. Como la creación del Estado de Israel no cayó bien en la región, para mayo de 1948 las fuerzas de Egipto, Siria, Jordania, Iraq y Líbano invaden el territorio, dando lugar a la primera de una serie de guerras árabe-israelíes en las que Israel va anexionándose más y más territorio.

La violencia en Medio Oriente ha sido un constante a pesar de los intentos de paz entre israelíes y palestinos, en la que las acusaciones y ataques de un lado y de otro se repiten frecuentemente.

¿Pero por qué ahora Occidente -aliado histórico de Israel- se pone del lado de Palestina, un pueblo gobernado por, según Occidente, una banda terrorista como Hamás? Partiendo de la base que soy el primero en querer parar esa guerra y todas las demás -cosa que ya debería haber hecho la ONU, que para eso está-, hay algo que apesta en toda esta historia. No sé, pero me da que alguien está moviendo los hilos para provocar una confrontación mayor.

Lo de la flotilla con ayuda humanitaria no fue más que la provocación necesaria para dar paso a lo que estamos viendo: manifestaciones por todo el mundo y el reconocimiento por parte de países antes inimaginables del Estado de Palestina. ¿Y qué consecuencias puede traer esto? Evidentemente, una polarización del mundo en dos bandos irreconciliables.

Seamos serios. Unas manifestaciones coordinadas y repartidas por todo el planeta no se organizan de la noche a la mañana espontáneamente. Eso por no hablar de lo que cuesta mantener 44 embarcaciones durante un mes. Evidentemente, alguien lo ha tenido que financiar, y no son precisamente las personas embarcadas.

Por otra parte, Rusia no juega a mandar drones a diario para provocar a la OTAN. Entones, ¿qué está pasando? ¿Quién está empeñado en un conflicto a escala global? La respuesta es bastante obvia: los globalistas, evidentemente, que son los que llevan diciendo desde hace décadas que necesitan deshacerse del viejo mundo para dar paso a uno nuevo.

Los acontecimientos recientes ponen de manifiesto como Rusia-BRICS y Occidente-OTAN se han embarcado en una carrera armamentística sin parangón desde la Segunda Guerra Mundial. Tanto Europa, como EEUU, China y Rusia están aumentando a un ritmo acelerado la producción de armas en cantidad suficiente para un nuevo conflicto global. ¿Y qué excusa utilizarán? ¿Una operación de falsa bandera en Europa del Este? ¿O un nuevo conflicto más sangriento en Oriente Medio?

Estados Unidos está considerando seriamente enviar misiles de crucero Tomahawk de largo alcance a Ucrania. El Pentágono está pidiendo a las empresas que producen misiles para el ejército estadounidense que dupliquen, triplique o incluso cuadripliquen sus tasas de producción. Según dijo a Fox News, Keith Kellogg (Enviado especial de los Estados Unidos para Ucrania y Rusia), el presidente Trump ha dado permiso a Ucrania para realizar ataques con misiles de largo alcance en el interior del territorio ruso. Dinamarca llama de repente a cientos de reservistas. En Francia y Alemania se ha dado instrucciones a los hospitales para que se preparen para acoger a un gran número de víctimas en 2026. Y por si no fueran suficientes indicios de que algo se está cociendo, las fuerzas de la OTAN en el Mar Báltico están en máxima alerta.

Si cada uno de los elementos citados son ciertamente preocupantes, cuando los juntas todos se obtiene un panorama realmente muy alarmante.

Por cierto, ¿te acuerdas del Kit de supervivencia de la UE del que todos nos reímos? Bueno, pues ahora parece cobrar sentido.

¿Necesitas más pruebas para ser consciente de que algo gordo se está cociendo?

Sí, algo está pasando. Todo parece indicar que los psicópatas dueños del mundo están desarrollando literalmente un escenario de pesadilla ante nuestros ojos. La pregunta es: ¿vamos a permitir por tercera vez algo así? Y la más importante: ¿podemos hacer algo para evitarlo?

Si verdaderamente hubiera conciencia de la fuerza que tenemos nosotros, el “populacho”, la cosa podría ser muy distinta. Se trata de que en el mundo no haya soldaditos (o sea, nosotros, el “populacho”) dispuestos a luchar en guerras que ni les va ni les viene. Porque sin soldaditos (sin nosotros) no hay guerra que valga. Que luchen ellos: los Trump, Netanyahu, Macron, Sánchez, Putin, Zelensky y compañía. O sus jefes: Bill Gates, George Soros,.. O los jefes de sus jefes: Rothschild, Rockefeller, Warburg,….

En fin. ¡Pero qué cosas se me ocurren!

P.D. Aunque a la hora de publicar este artículo Israel y Hamás han firmado un primer acuerdo de paz, que incluye la liberación de rehenes y presos palestinos, no creo que sea el final definitivo del conflicto entre Israel y Palestina, que lleva enquistado desde su origen y no parece tener solución. 

LA HUMANIDAD DEBE ASUMIR DE UNA VEZ POR TODAS SU RESPONSABILIDAD Y NO DEJARSE EMBAUCAR POR LOS CANTOS DE SIRENAS DE LOS LUNÁTICOS QUE NOS GOBIERNAN

La situación actual en España tiene en un estado de hartazgo permanente a más de la mitad de la población. Quitando a los que sacan partido ...