30 septiembre 2025

LA DESTRUCCIÓN DE LOS ESTADOS-NACIÓN Y LA IMPLEMENTACIÓN A TODOS LOS NIVELES DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL DARÁN PASO A UNA DICTADURA MUNDIAL PERFECTA

La humanidad se encuentra actualmente en una encrucijada: debe decidir entre libertad o esclavitud.

Durante los últimos 100 años, los dueños del mundo han construido una red de control supranacional. Esta red es tan real como la vida misma y no es discutible. Porque no se trata de ninguna teoría de la conspiración, sino de una red de instituciones y organizaciones concretas, bien estructuradas, que están convirtiendo a los Estados-Nación en marionetas manejadas por grupos de poder financieros, grandes corporaciones y estructuras de gestión tecnocráticas.

Todo ese cuento de que vivimos en naciones independientes que toman sus propias decisiones soberanas es, en realidad, una representación circense, cuyo guion se escribe en los consejos de administración de las grandes corporaciones y think tank correspondientes, antes siquiera de que los actores políticos hayan llegado a tomar posesión de su cargo. El engaño es de tal envergadura, que incluso muchos políticos no son conscientes de ello.

Los dueños del mundo están actuando para destruir los Estados-Nación sin que apenas nos demos cuenta. Su desestabilización se está llevando a cabo desde dentro. ¿Y cómo?, te preguntarás. Muy fácil: cambiando la cultura de la nación mediante la integración de otras culturas provenientes de la inmigración masiva y, sobre todo, en las aulas con la educación; o sea, el adoctrinamiento.

Los niños en las aulas son ahora bombardeados con historias ridículas sobre lo malos que fueron nuestros antepasados. Por lo tanto, las próximas generaciones de adultos se sentirán culpables por su herencia histórica. Y, claro está, si alguien se siente avergonzado de su pasado no va a mover un solo dedo por salvar algo de lo que se avergüenza.

Luego, con la nueva ideología de género -esa que dice que el género de las personas es una construcción social y cultural y no viene determinado por el sexo biológico- se está fomentando el enfrentamiento constante entre las personas. Ya sabes, la tan manida estrategia “divide y vencerás” que tan buenos resultados históricamente le ha dado al poder. De esta manera se evita cualquier unidad futura del pueblo, por eso de que “el pueblo unido jamás será vencido”.

Del mismo modo, atacar constantemente la realidad, haciendo creer a los niños que pueden cambiar de sexo cuando les plazca y sentirse cisgénero, agénero, género fluido, intergénero, pangénero, no binario, transgénero y así hasta 105 géneros más, es la jugada perfecta para crear la confusión total sobre quiénes son realmente, y si no saben quiénes son es tremendamente sencillo manipularlos y conducirlos en la dirección deseada.

Otra manera de acabar con los Estados-Nación es a través de políticas para el empobrecimiento de su población. De ahí que se destruyan centrales térmicas, se cierren centrales nucleares y se fomenten las “energías renovables” más caras e ineficientes. Por supuesto, como no podría ser de otra manera, también están tocando las cosas del comer: se pone palos en las ruedas al sector primario, haciendo que la producción de alimentos sea insostenible con la consiguiente subida constante de los precios.

Si a todo esto le sumamos que el móvil nos han vuelto verdaderamente idiotas, su objetivo de conseguir una dictadura perfecta -esa que es amada y consentida por el propio pueblo- está a un paso de ser real. Sólo les queda implementar la IA a todos los niveles y su régimen totalitario a escala mundial será una realidad.

Evidentemente, la clave para llevar a cabo todo esto está en el miedo. La gente nunca ha tenido tanto miedo a todas esas ficticias crisis sistémicas (económicas, sanitarias, climáticas, etc.). Esto hace que esté permanentemente en estado de shock, y una persona en ese estado no piensa, por lo tanto, ha sido muy fácil convencerla de que la IA es el remedio a todos sus males. Pero no es así.

La IA no está al servicio de la humanidad como nos quieren hacer creer, sino que pretende reemplazarnos lentamente con nuestro consentimiento. Se ha consolidado como la herramienta ideal para cerebros perezosos, dando paso al colapso del pensamiento. Esto está permitiendo a las mentes vacías fingir albergar algo de talento sin tener que hacer el más mínimo esfuerzo.

Bajo la apariencia de progreso, estamos asistiendo a una resignación colectiva de la inteligencia, que está siendo sustituida por máquinas y algoritmos. Donde antes era necesario estudiar, esforzarse, digerir y entender para poder llevar a cabo cualquier actividad intelectual, ya no. Ahora la IA te ofrece todo tipo de contenidos prefabricados listos para copiar, pegar y usar. Ya no pensamos, copiamos. Ya no creamos, asumimos. Pero lo más triste de todo es que a esto le llamamos evolución y progreso.

Personalmente, creo que la cosa es tan trágica como evidente. Hoy en día la mayoría de escritores, músicos, diseñadores, arquitectos,… e incluso “científicos”, dependen de la IA para desarrollar su trabajo. Por consiguiente, se han convertido en falsificadores e impostores. Pero lo que no saben es que en el pecado llevarán su penitencia: desaparecerán, no me cabe la menor duda.

La IA es el espejo del mundo moderno de hoy: un engañabobos. Seduce y fascina a las mentes holgazanas por su capacidad de imitar formas del pensamiento, pero ni piensa ni crea ni cuestiona nada, sólo compila. Es, simplemente, un engaño informático, nada más. De hecho, nunca estará al servicio de la humanidad y sólo será una herramienta para erradicar el empleo, extremar la vigilancia y llevar a cabo el control absoluto de la humanidad. Pero por muy inteligente que sea nunca podrá alcanzar lo que nos hace humanos.

Sin embargo, esa IA sí podría llevarnos a una dictadura perfecta. Con la llegada del chip Jetson Thor T5-1000 de NVIDIA (líder mundial en IA), la automatización masiva de empleos, la distopía transhumanista del FEM, las identificaciones digitales, las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) y el control absoluto de la humanidad serán una realidad antes de lo que nos imaginamos.

Es evidentemente que la automatización del 70-80% de los empleos impulsará la despoblación (tan necesaria para el Nuevo Orden Mundial), ya que a medida que los humanos se vuelvan económicamente obsoletos no tendrá ningún sentido mantenerlos.

Estamos asistiendo en riguroso directo a la implantación definitiva del sistema de control más sofisticado de la historia de la humanidad. Ese control dará paso a una dictadura perfecta, donde la sociedad amará la tecnología que garantizará su opresión y anulará su capacidad de pensar (esto ya está pasando). Verdaderamente la gente no es consciente de lo que le espera. Pero, como decía mi abuelo, “el tonto del pueblo siempre es el más feliz y el último en enterarse”. 

20 septiembre 2025

LA MEDIOCRIDAD HA HECHO DE LA NUESTRA UNA SOCIEDAD IMBÉCIL

Es innegable que las élites dominantes están terminando de confeccionar su plan para esclavizar, controlar y dominar a toda la humanidad. Y aunque parezca una paradoja, una pieza fundamental de este plan es la exaltación de la mediocridad.

Hay un hecho incuestionable: las personas mediocres son a todas luces incapaces de reconocer su propia incompetencia. Evidentemente, esto conduce a que esas personas tengan una autoestima desproporcionada. O lo que es lo mismo: sobreestiman sus capacidades y subestiman las capacidades, conocimientos y habilidades de las personas realmente competentes.

Personajes tan estúpidos como Donald Trump (mister aranceles), Pedro Sánchez (mentiroso compulsivo e “inclusivo”) o Nicolás Maduro (alias “el frases”: “el Sol es rojo porque está a favor de la revolución”) no han llegado al poder por su extraordinaria inteligencia, sino porque su estupidez hace que se comporten como si no tuvieran ninguna duda. Sin embargo, esto no ocurre con las personas inteligentes, dado que la inteligencia no solo aporta lucidez, sino también duda. De hecho, las personas inteligentes suelen reflexionar profundamente y analizar todos los pormenores de cada situación, llegándose a cuestionar incluso ellas mismas. Por eso la mayoría de las personas inteligentes se alejan del poder, lo que nos ha llevado a esta situación: los inteligentes piensan mientras que los estúpidos actúan.

La reflexión necesita silencio, escuchar despacio y tiempo; algo que escasea hoy en día. Sin embargo, abunda la cultura del ruido y de lo inmediato; una cultura que todo lo oye pero que ni escucha ni piensa.

La estupidez de los líderes políticos no es casual, sino una estrategia del poder. El “populacho” ignorante no quiere líderes inteligentes o genios porque no les comprende, prefiere líderes mediocres; gente como ellos. Además, el “populacho” sólo anhela seguridad, lo demás se la trae al pairo.

Hoy en día no hay ámbito libre de mediocridad. Políticos, académicos, economistas, juristas e incluso los llamados intelectuales hacen gala de su mediocridad. Lo que triunfa en estos tiempos son los argumentos peregrinos dirigidos a retrasados mentales. Y les funciona, vaya si les funciona. Sólo tienes que recordar las consignas dadas durante la falsa pandemia o los estúpidos argumentos para demonizar el C02. Porque ya no importa la verdad, sólo importa el relato único de la última ideología de moda como, por ejemplo, el “wokismo”.

Actualmente la mediocridad es una epidemia. Ni siquiera la cultura se libra de esta plaga. Salvo raras excepciones, pintura, literatura, teatro, cine o cualquier otra forma de expresión artística se ha dejado llevar por esta corriente. El arte siempre fue crítica y belleza, pero ya no, ahora es ordinario y sólo repite como un mantra toda esa parafernalia ideológica de moda del siglo XXI.

La mediocridad se ha extendido de tal manera, que ahora las clases altas y bajas disfrutan con los mismos contenidos. Y no es que hayan desaparecido las clases sociales o que las clases bajas hayan dado un salto cultural cualitativo, sino al contrario, son las clases altas las que se han vuelto mediocres, pues así lo exige el guión del Nuevo Orden Mundial.

En la actualidad, si se quiere triunfar no se debe destacar, pues eso fomenta la ira y la envidia del mediocre. Esta nueva “cultura” de la mediocridad nos quiere a todos iguales (por abajo, naturalmente). Pero no sólo iguales ante la ley o en derechos y obligaciones, sino iguales en todos los sentidos: igual de listo o de tonto que otro, igual de hermoso o de feo que otro o igual de fuerte o enclenque que otro. En definitiva, que nadie destaque sobre el resto.

La mediocridad es una bendición para el verdadero poder. Una persona mediocre no actúa por su cuenta, por lo tanto, no incordia. Tampoco contradice la opinión de los demás, por lo tanto, no se enfrenta a nada ni a nadie. Y lo más importante, no enjuicia, por lo tanto, obedece y calla. Ese es el verdadero motivo por el que el poder está utilizando la estrategia de la mediocridad: todos iguales de idiotas, salvo los verdaderos dueños del mundo, naturalmente.

Como no podía ser de otra manera, toda esta igualdad se está plasmando en leyes y más leyes para evitar que ningún ciudadano destaque.

La mediocridad como forma de poder es un fenómeno social y político cada vez con más auge. Se ejerce a través de la burocracia y las normas, ya que suele apoyarse en procedimientos, reglamentos y formalismos para bloquear la iniciativa de los más brillantes. Y es que la mediocridad teme al talento, por eso desacredita y aísla a los competentes, para que no brillen. Frases como “así se ha hecho siempre”, “ya está todo inventado” o “no compliques las cosas” sirven para frenar a los innovadores.

Pero lo más increíble es ver cómo se ha implantado la mediocridad en la clase política. Un líder político mediocre raramente actúa solo, sino que se rodea de iguales. Crea una red de apoyo basada en la lealtad y la camaradería (obviamente huye del talento). Su poder radica en ser parte de esa masa de mediocres que no quiere grandes cambios y se conforma con poco. Al mostrase “normalito”, no genera envidia, y eso le permite permanecer en posiciones de influencia y de poder más tiempo que alguien que sí la genera por su brillantez. Por lo tanto, la mediocridad es la cualidad más importante que busca la élite a la hora de elegir a un político lacayo.

El político mediocre suele presentarse como “uno más”; alguien común y corriente al alcance de todos. Esa postura le ayuda a ganarse la simpatía de los demás mediocres, afianzarse en el poder y resistir el mayor tiempo posible. Sorprendentemente, esto llega a ser increíblemente eficaz en sociedades poco exigentes, como estamos hartos de ver en nuestras democracias occidentales.

La clase dominante ha utilizado la estrategia de la mediocridad para hacer de la nuestra una sociedad imbécil. Sabe que la mediocridad organizada puede ser más poderosa que cualquier otra alternativa del talento. De hecho, un mediocre aislado rara vez destaca, pero cuando la mediocridad se convierte en norma e invade todos los ámbitos de la sociedad logra bloquear a los brillantes.

Evidentemente, este imperio de la mediocridad es una fábrica de ignorantes. Antes un ignorante sentía vergüenza de su ignorancia. Ahora no, ahora hace gala de ella. Le han convencido de que pensar, leer o adquirir conocimientos es perder el tiempo, ya que todo está en el móvil. Y se lo ha creído.

Resumiendo. El poder ha construido un imperio de mediocres. Este imperio está frenando, desgastando y desplazando a los brillantes. Así, mientras los brillantes se desmoralizan y tiran la toalla, el imperio de la mediocridad avanza a pasos agigantados, afianzando cada vez más la sociedad imbécil en la que vivimos. 

10 septiembre 2025

NO LO DUDES: HABRÁ UN GOBIERNO MUNDIAL TOTALITARIO

Existen dos grandes peligros para el futuro inmediato de la humanidad: uno, la amenaza de una guerra biológica o nuclear, y, dos, la cada vez más cercana posibilidad de la imposición de un único gobierno mundial totalitario. La clave está en que muchos de los que se ven amenazados por lo primero creen que la solución está en lo segundo.

Por otro lado, “expertos” en la materia están advirtiendo de que el avance descontrolado de la tecnología puede llevar al Armagedón de la sociedad. Esto puede dar lugar a que la mayoría de la población ignorante, miedosa y obediente acepte que sólo un gobierno mundial sería capaz de evitarlo.

Y aquí lo tenemos, parece que todos los caminos conducen a Roma: a la aceptación de un único gobierno mundial extraordinariamente totalitario. 

La mayoría de nuestros políticos ya están vinculados a los “think tanks” dedicados a este fin. Estos “think tanks” se han infiltrado en los gobiernos de todo el mundo. De hecho, existe todo un entramado de maquinaciones criminales a través de políticos corruptos, pseudocientíficos estafadores, manipuladores financieros y otras alimañas, que copan las instituciones más poderosas. Sus tentáculos llegan a todas partes: política, finanzas, educación, sanidad, cultura, entretenimiento,..

Países como EEUU o la UE se están convirtiendo ya en una dictadura consentida -similar a la que describe Aldous Huxley en su libro “Un mundo feliz”-, donde el grado de sometimiento de la población es actualmente muy superior al de cualquier régimen totalitario del siglo pasado.

La ignorancia de la gente al respecto es de tal calado, que es ella misma la que se está autoimponiendo una dictadura digital. Si recuerdas, ya lo hicieron durante la falsa pandemia, cuando mostraban orgullosos sus pasaportes de vacunas al entrar en un restaurante o coger un avión. Su nivel de obediencia fue brutal, llegando a rozar el servilismo más ruin. Pues bien, la identificación digital y las CBDC harán que no tardando mucho esto sea una realidad.

Otra constatación de que vivimos una dictadura consentida es que ya no existe la libertad de expresión. Hoy en día todos los medios de comunicación están comprados y responden a un único esquema informativo. Salvo algunas excepciones, ya no existe la libre opinión y las líneas editoriales son las mismas para todos. Y, por supuesto, los informativos ya no dan información, sino que se limitan a trasmitir una visión sesgada de la realidad, acorde a los postulados de la ideología dominante que los sustenta.

También se está dando la cultura del chivatazo, de la acusación y la demonización (lo vimos durante la falsa pandemia). Para ello han dividido a la sociedad en dos bandos: buenos y malos. Evidentemente, los buenos son aquellos ciudadanos sumisos y obedientes a los requerimientos del poder, y, los malos, todos aquellos que manifiestan algún tipo de disconformidad, o simplemente no manifiestan públicamente su adhesión a la ideología dominante.

En los últimos tiempos, la tecnocracia va ganando peso y tiene a los gobiernos secuestrados. Después de un sinfín de crisis fantasmas, ahora nos quieren convencer de que lo que está en juego es la propia sostenibilidad del planeta. Según ellos, la crisis climática exige nuevos mecanismos de gobernanza, expuestos en su famosa Agenda 2030 que, por cierto, nadie ha votado. Y es que son de la opinión de que no es conveniente que el “populacho” ignorante decida sobre cuestiones de gran calado (en eso llevan parte de razón).

Sin embargo, no hace falta ser un conspiranoico para ver que dicha Agenda es a todas luces un manual de control totalitario. En ella se especifica el ideario del futuro gobierno mundial, cuya nueva política de protección del clima se transformará en un sistema de control absolutista.

Que la derecha –no toda- esté en gran medida de acuerdo con esto es entendible, pero resulta curioso que buena parte de la izquierda no sólo mantenga una actitud complaciente con los propósitos tecnocráticos y totalitarios de las élites globalistas, sino que es la mayor impulsora de esta agenda. En definitiva, está apoyando todo aquello que hasta ahora repudiaba. ¡Increíble! ¿Verdad? Aunque no es tan increíble, sino la constatación de que tanto la derecha como la izquierda son dos inventos del poder para dividir y manejar a su antojo al “populacho”.

Las familias más poderosas del mundo llevan décadas desarrollando la infraestructura necesaria para que la maquinaria de esclavización y control de la humanidad sea una realidad. Están gastando miles de millones de dólares en hacerse con el dominio de los medios de comunicación para tener el control de la información. También están desarrollando tecnologías increíblemente potentes para penetrar en la mente de la gente. Poseen, además, los recursos económicos, tecnológicos y armamentísticos suficientes para realizar toda clase de operaciones -legales o ilegales- sin que nadie pueda hacer nada para evitarlo.

El poder global del dinero es una realidad innegable y está conformado por los multimillonarios y magnates que realmente gobiernan el mundo. No existe gobierno que esté por encima de ellos. Dirigen y controlan poderosísimas organizaciones como el Club Bilderberg, la Trilateral, el CFR, el Instituto Tavistok, el Club de Roma, el FEM, el BPI o El FMI. Son la élite que decide qué gobierno hay que derrocar, qué guerra ejecutar, qué país desestabilizar, qué atentado cometer, qué crisis económica desatar o qué pandemia inventar.

Pues bien. Esta gente está empeñada en llevar a buen puerto su plan de implantar un Nuevo Orden Mundial, donde sólo haya un único gobierno totalitario, una única moneda, una única religión y un único pensamiento.

Si no lo crees, deberías tirar de hemeroteca para verificar lo que el banquero Seigmund Warburg anunció en el Senado de EEUU: “Guste o no guste, tendremos un gobierno mundial. La cuestión es si se logrará mediante consentimiento o por imposición”.

Está claro que lo peor de esta sociedad no son los psicópatas miserables que dominan el mundo, sino los estúpidos que son legión. ¿Crees que esta inmensa mayoría de estúpidos ignorantes, que tragaron con carros y carretas durante la falsa pandemia, van a poner alguna objeción a un único gobierno mundial totalitario? Me temo que sólo los ingenuos creen que hay alguna posibilidad, pero no la hay.

Da igual que escribamos miles de artículos, que nos manifestemos o que, incluso, nos sublevemos. Todo seguirá igual, como lleva siendo igual desde hace miles de años. El poder siempre ha sido y será el poder y no hay manera de revocarlo. Lo único que hemos hecho hasta ahora es cambiar un poder por otro, nada más. Entonces, ¿cómo podemos siquiera imaginar que ahora va a ser distinto? 

LA HUMANIDAD DEBE ASUMIR DE UNA VEZ POR TODAS SU RESPONSABILIDAD Y NO DEJARSE EMBAUCAR POR LOS CANTOS DE SIRENAS DE LOS LUNÁTICOS QUE NOS GOBIERNAN

La situación actual en España tiene en un estado de hartazgo permanente a más de la mitad de la población. Quitando a los que sacan partido ...