Este sistema lo tiene todo atado y bien atado. Empieza en la escuela:
la fábrica moderna de esclavos diseñada para anular nuestra personalidad y fomentar
la obediencia. En ella somos programados para repetir y aprender todo aquello
que el sistema nos tiene preparado.
Desde el momento en que tenemos capacidad para asimilar conocimientos
aprendemos las primeras lecciones. La más importante de ellas es que el tiempo
no nos pertenece y que necesitamos pedir permiso para todo. Esta primera
lección ya se lleva aprendida de casa a la escuela, donde se continúa con el
adoctrinamiento. Por cierto, a esto se le llama educación.
Todos nacemos -salvo algunas excepciones- con nuestras propias
inquietudes y un talento extraordinario. Sin embargo, esto al sistema se la
trae al pairo, pues su objetivo es el de convertirnos en “hombre masa”. Y si
osamos revelarnos, seremos castigados. Porque un niño que piensa diferente y
que quiere hacer cosas diferentes es un peligro para el sistema; vamos, un
rebelde de toda la vida. Y, claro está, un niño así puede llegar a cuestionar a
sus educadores, o, lo que es aún peor, algún día cuestionar el sistema. Por eso
nos enseñan que repetir y obedecer es triunfar, salirse de lo establecido es
fracasar y soñar es perder el tiempo.
Este sistema no necesita que todos seamos genios, artistas o
emprendedores, sino, mayoritariamente, una masa de borregos ignorantes sumisos
y obedientes que no se cuestionen nada y dediquen toda su vida a trabajar para
el amo. Esto es, en esencia, lo que nos enseñan para convertirnos en buenos
ciudadanos que trabajan, votan, pagan impuestos y callan.
El 20% de la población mundial es analfabeta y realiza los trabajos más
duros y peor remunerados. Otro 76,3% tiene estudios básicos, algún tipo de
formación profesional o no tiene estudios, y suelen ocupar puestos no
cualificados como vendedores, camareros, etc. Sólo el 3.7% restante tiene
estudios superiores. Sin embargo, estos últimos tampoco escapan al sistema. Después
de los primeros 20-24 años de domesticación -tanto en la escuela como en la
universidad- adquieren un título universitario. ¡Enhorabuena! Ya están listos
para entrar a formar parte de la “élite” del mercado laboral. ¿Qué significa eso?
Pues que a partir de ahora van a cambiar su tiempo -ocho horas al día, cinco
días a la semana, durante cuarenta años de su vida- por unos emolumentos
pecuniarios. ¿Qué? O sea, ¿lo mismo que los que no tienen título universitario?
Así es. Como incentivo, todos tendrán cuatro semanas al año de vacaciones. Luego,
al final de sus días, cuando ya no puedan ni con su alma, recibirán una mísera
pensión y vivirán asustados y atiborrándose de pastillas esperando la muerte.
En resumen, pasamos media vida preparándonos para pasar la otra media
cumpliendo exactamente con nuestra función de esclavos. Porque no sé si a esto
se le puede llamar libertad, ya que lo único que hacemos es ser una pieza más
del engranaje de la cadena del sistema. Porque si a alguien se le ocurre
salirse de esta cadena, inmediatamente se le considera una pieza defectuosa y es
corregida o eliminada.
Es curioso observar cómo la mayoría de la población está convencida de
que somos libres. Pues no, no lo somos, tenemos dueño. Desde el mismo momento
de nacer somos inscritos en el Registro Civil y a partir de entonces tenemos
dueño: ahora ya necesitamos permiso para todo. Luego, nos ponen un nombre y nos
asignan un número (el de nuestro Documento Nacional de Identidad) que
certifican nuestra esclavitud para el resto de nuestra vida.
Constantemente oímos hablar de elecciones libres, libre mercado, pensamiento
libre, libre albedrío, etc. Sin embargo, el concepto de libertad hace mucho
tiempo que fue prostituido y hábilmente moldeado para adecuarse a los intereses
de los que ostentan el poder. Por cierto, la libertad no es eso que vivimos de
una manera equivocada: una máscara que oculta precisamente todo lo contrario.
Nuestras “democracias” nos venden que vivimos en una sociedad libre,
pero, ¿realmente cuánta libertad tenemos? Prácticamente ninguna. Sólo somos
libres consumidores estandarizados, nada más. La única libertad que tenemos es
la de elegir entre la oferta que se nos presenta, el resto nos está vetado. De
hecho, en nuestras “democracias” no tenemos otra opción que no sea la
partitocracia.
Otro de los grandes errores es creer que somos más libres que nunca
porque tenemos nuevos adelantos como un Smartphone, Internet o un automóvil.
Pensamos que esas cosas nos proporcionan libertad para elegir qué hacer, qué
pensar o dónde ir. Pero no es así, ya que el Smartphone no nos proporciona
libertad, al contrario, nos engancha y terminamos siendo totalmente
dependientes de él. ¿Y qué decir de Internet? Internet se está comiendo
nuestras neuronas a bocados. Respecto al automóvil, aunque bien es verdad que nos
ha facilitado la movilidad, estamos absolutamente supeditados a él y ha hecho
inhabitables nuestras ciudades.
La esclavitud moderna es muy sutil. Los esclavos de ahora ya no
necesitamos un negrero con el látigo detrás de nosotros. Ese negrero ha sido
sustituido por la tecnología. El llamado progreso tecnológico, con la IA a la
cabeza, nos está explotando, esclavizando y controlando como nunca antes. ¿De
verdad a esto le podemos llamar libertad?
Hoy en día el poder dispone de múltiples herramientas y plataformas para
saturar los sentidos de la gente y hacerle creer cosas tan surrealistas como
que una persona que dice no identificarse con ningún género sea clasificada de
persona “agénero no binaria”. Estas poderosas técnicas de propaganda han
demostrado ser extraordinariamente eficaces a la hora de manipular a las masas
y lograr que obedezcan, acaten las órdenes y amen su esclavitud consentida
(siento volver a incidir en ello, pero ya lo vimos durante la falsa pandemia).
La sociedad actual sufre un vacío intelectual de tal envergadura, que la ignorancia y estupidez generalizada han sustituido a la cordura. Este vacío intelectual ha propiciado que unos gobernantes mediocres -a las órdenes de los psicópatas dueños del mundo- controlen absolutamente todo sobre nuestras vidas. Sin embargo, somos nosotros, única y exclusivamente nosotros los que permitimos que esto sea así; no hay excusa que valga. Porque una sociedad que consiente y ama su esclavitud es una sociedad degenerada que no merece ningún respeto. Y eso es precisamente lo que hacen nuestros gobernantes, no tenernos el menor respeto.
Bravo por tu artículo.
ResponderEliminarDisiento en un punto.
La esclavitud moderna es sutil...
Comoorrr?
Dios mío! que soy ateoy agnóstico...
Ojala todas las sutilezas fueran asi...
No he vistl en mi p**a existencia tal descaro...
Genial artículo!
Sutil.
Sutil...es que me va a dar un parraque.
Si, es precioso, muy didáctico.
EliminarEl 20/por ciento es analfabeta
ResponderEliminarNo me salen las cuentas.
Que pasa que todos quieren vivir en SPAIN IS DIFERENT FRONTERAS ABIERTAS?
😉
Bravo. Excelente artículo.
ResponderEliminarQue, por cierto, he podido leer gracias a mi "smartphone".
Ya están montando la ventanita de Overton para la invasión extraterrestre, estos te montan una simulación de ataque con CGI y el populacho se lo traga mientras nos funden con cargas explosivas , ídem con el meteorito.
ResponderEliminarO se les para o nos vamos a la mierda , yo ya no lo digo más veces. Y no cuentes con el vulgo .
Hay que tener estómago para ser docente hoy en día , a mi me producen un asco infinito. No combates la maldad , combates algo peor , la estupidez, no.puedes pelear contra eso, la única forma de combatirla es eliminándola. Quizás esta gente tenga razón .y la granja humana deba pasar por todo esto.. No se puede convivir con una sociedad a la que le han declarado una guerra abierta y mira hacia otro lado. Y ya no solo eso , sino que se vanagloria de alimentar al dragón que les escupe fuego. La historia se repite , exiilio o condena , son los tiempos que nos han tocado vivir.
ResponderEliminarId pensando que en las Smart cities, no todos van a entrar, por eso se llaman así, y esto lo quieren para 2030 , necesitan el mínimo de poblacion para tener controlado a su rebaño.
No hay oficio más importante ahora mismo.que parar a estos hijos de puta.
ResponderEliminarBuscador
ResponderEliminarImpresionante todo lo que comentas, aunque vivo y actúo bastante sin "cositas" del sistema, no tengo coche, no tengo móvil de última ni de primera generación, si tengo este ordenador e internet, es evidente que engancha porque lo utilizo y me aligera en mis investigaciones personales, aunque leo más en libros de papel que en digitales, pero no he conseguido y en intentarlo estoy siempre, salir del sistema, reconocer donde estoy y aceptarlo ya es un comienzo que otros aún ni piensan y han muerto sin saber nada de la Matrix, como yo la llamo y no solo por la fascinante película. Siempre he dicho que todos somos borregos pero unos pocos sabemos que cuando vamos camino del matadero, la inmensa mayoría cree que les llevan a pastar al monte... y así nos va a todos porque con estos "compañeros" de viaje, no vamos a cambiar una mierda, repito, impresionante artículo en esta entrega amigo pepeluengo. Hoy no tengo más que añadir, solo por eso ha valido la pena la espera. Totalmente de acuerdo con todo.
Conozco a infinidad de docentes vocacionales que estan partiendose el cuerno por tu medio hijo.
EliminarNo les metamos a todos en el saco.
Peor lo pasamos nosotros en la transición.
AHORA SOMOS LOS PADRES Y ABUELETES SUPERJÓVENES.
POR FAVOR.
Seamos justos y concientes...
Leñe!
No era para tí buscador.
EliminarSe me hincha el pulgar y no iba para tí.
Lo digo a grito pelao.
Buscador
EliminarTampoco tengo medio hijo ni hijo entero, claro que meto a todos en el mismo saco, si estuvieran fuera de él todos seríamos mejor persona, pero algunos aún creen en el sistema avestruz, si no sabes ese sistema búscalo en tu smartphone... soy siempre muy consciente de lo que escribo porque es como pienso, la justicia es otra cosa que no es para nosotros a la hora de la "verdad".
Que no era pata tí...
EliminarQue soy muy reactivo y pincho responder...
Mi especiacilidad es ser antipático...con lo buena gente que soy cuando puedo y quiero.
Yo si estoy felíz por mis descendientes...
Van bien.
Buenas raices y niños espectáculares.
Y eso que no me hablo con la mitad por culpa de la plandemia.
Pero si ellos estan bien,yo féliz.
Saluditos.
Tengo un movil inteligente...si..hace dos años...
EliminarPASA ALGO?...
Pero no te preocupes no lo llevo como la borreganza por la city.
Jamás.
Soy muy mío...no quiero caminar y hacer el monguer hablando con el cacharro como si fuera un brocker de la city...o wall street...
Píllese la ironía.
Y ya con los casquitos...
Me quedé en los 90.
Ahí si llevaba en mi tiempo libre los auriculares en mi sony escuchando a led zeppelin,clash o sex pistols entre infinidad de géneros músicales que me encantan para no ver a los catetos de mi pueblo/ciudad.
Tambien oía radio clásica a las tres, de radio nacional .
Y eso que estaba supercontrolado por el sistema y mi familia,mi vida.
Y ahora esto parece la jungla...
Todo el planeta en mi ciudad.
Derechos y Privilegios.
Obligaciones la justas.
No vivo en una ciudad con plataformas petrolíferas.
Sector miserable SERVICIOS TURÍSTICOS.
CONOZCO ESTE NEGOCIO.
PERO LO DE AHORA ES BRUTAL.
SI,tengo un smarphone...
PUNTO.
Oye...hay docentes vocacionales.
EliminarEstan solos y destruídos.
Pero existen.
Hay que ser justos.
Yo al menos.
Creo que merecen nuestro respeto
Ya tenemos una edad...
Una minoría vocacional por su profesión.
Yo conozco a algunos...a muchos.
Son geniales.
Y claro que no todos estan por la labor.
Poquísimos.
Pero hay maestros y profes vocacionales hoy en día.
Esto se tuvo que parar en 2020, esa fue su operación fetiche. Ahí fallamos y es de justicia reconocerlo. Esto son solo los últimos coletazos de la serpiente. Nos tienen donde quieren. No hay ninguna capacidad de reacción. Solo hay que ver los comentarios. 0 organizacion, 0 propuestas, eso sí debatiendo argumentos son los mejores.
ResponderEliminarA mi es que todo me da un asco tremendo ya tanto un bando como el otro.
Creo que tienes mucha razón, a fin de cuentas las redes sociales y los medios alternativos, así como la tecnología que posibilita su existencia y su uso, son propiedad de los mismos que poseen los medios oficiales de supuesta información y de propaganda. Por eso al final todo se reduce a un desaguadero de opiniones disidentes, cabreo y derecho al pataleo que no llegan a concretarse en ninguna propuesta. A los amos les viene bien y por eso lo permiten. Ahora bien, pueden servir de alivio y dar algo de consuelo así como para enterarse de informaciones y opiniones que de otra forma, no llegaríamos a conocer. Respecto al artículo me parece muy bien y le doy la enhorabuena a Pepe Luengo. Finalmente, respecto a la esclavitud voluntaria, decir que se consigue mediante el engaño que le es fundamental a los amos para ahorrarse esfuerzos y trabajo en controlarnos y someternos; por eso lo primero es no creerse nada de las trolas - valores, historia, metas etc- que nos cuentan y partiendo de ahí, intentar desobedecer siempre.
ResponderEliminar