31 marzo 2025

¿SE ESTÁ LLEVANDO AL COLAPSO, DELIBERADAMENTE, A LA SOCIEDAD OCCIDENTAL?

El mundo occidental, con la UE como conejillo de indias, se ha dejado devorar por una serie de sucesivas reformas -llevadas a cabo por los políticos de turno- que lejos de mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos han contribuido a un lento y dramático deterioro del tejido social, económico, industrial e incluso ético y moral.

Este proceso ha sido orquestado por instituciones supranacionales, que son las que han dado las órdenes oportunas a los diferentes líderes políticos corruptos, para dar paso a un nuevo régimen totalitario-tecnocrático.

Lamentablemente, todas estas reformas, disfrazadas de progreso, han ido destruyendo todos los fundamentos del paradigma occidental, debilitando las conquistas sociales logradas de tantos siglos de lucha. La destrucción de sectores enteros de nuestra economía con leyes absurdas, más una inmigración masiva descontrolada están acabando con nuestras sociedades a un ritmo vertiginoso.

Los servicios públicos han sido siempre la piedra angular del Estado en las sociedades occidentales. Sin embargo, poco a poco se están desmantelando, debido a una política de privatizaciones, austeridad y cierres masivos de infraestructuras.

Estas políticas nos están llevando a que la desigualdad siga creciendo a un ritmo desenfrenado, a que la brecha entre ricos y pobres sea cada vez mayor y a que la clase media, motor de nuestras sociedades modernas, esté desapareciendo.

Paradójicamente, todo esto se está llevando a cabo en dentro de un contexto de democracia y justicia, que supuestamente son garantes de nuestra libertad. Pero tanto la democracia como la justicia se han convertido en herramientas de manipulación al servicio del poder global del dinero, al igual que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, esas que los tontos del culo piensan que está ahí para protegerles.

Todos los políticos de las últimas décadas, ya sean de derechas o de izquierdas, han sido cómplices de esta gran devastación, llevando a Occidente a la situación actual en la que se encuentra.

Estas reformas, lejos de ser avances y progreso para las naciones, han actuado como un veneno parsimonioso, haciendo a cada país más dependiente de este conglomerado de instituciones supranacionales. En definitiva, han favorecido sistemáticamente a las grandes corporaciones y poderes financieros, perjudicando los intereses y necesidades del pueblo.

Ahora Occidente está bajo la influencia de políticos vendidos al poder global del dinero, sujetos a los dictados del Estado profundo y los lobbies financieros. En conclusión, todos los países están viendo su soberanía arrebatada por una élite de plutócratas.

Si echamos la vista atrás, vemos que los sindicatos ya no son lo que eran y han sido debilitados, que los partidos políticos tradicionales se han vendido al poder global del dinero, y como la democracia y el sistema judicial se han corrompido hasta la médula.

Estamos inmersos en un proceso de deconstrucción económica y social, que está propiciando que la competitividad de Occidente se esté deteriorando lenta pero inexorablemente. Al trasladar las industrias a países de bajos costos (China, Taiwán,..), las fábricas han tenido que cerrar desapareciendo casi por completo los empleos manufactureros. Esto ha hecho aumentar el desempleo y, por consiguiente, la reducción de los salarios.

De este modo, la mayoría de países de Occidente, antaño orgullosos de su saber hacer manufacturero, se han vuelto cada vez más dependientes del sector servicios, con las consecuencias que ello implica en términos de precariedad y dependencia económica. Tenemos los ejemplos de Francia y Alemania, que hace tan solo 30 años se jactaban de ser los motores económicos de Europa y hoy sólo son una sombra de lo que fueron. Lo mismo le ha ocurrido a España, que ha pasado de ser la 8ª potencia económica del mundo, cuando tenía una deuda del 7% del PIB, en 1975, a tener una deuda del 105%, en 2024, y ocupar el puesto número 34 en el ranking de la economía mundial.

Pero el plan definitivo, diseñado para acabar con la libertad, la propiedad privada y el acceso a los recursos, es la falsa amenaza para el planeta del “cambio climático”. El propósito de las políticas de la agenda climática no es otro que el de convertir el mundo en una sola sociedad esclava, controlada por la IA y dirigida por una élite todopoderosa de tecnócratas.

No seamos ingenuos. La economía verde nada tiene que ver con el medio ambiente, es simplemente un nuevo paradigma de redistribución de la riqueza, para que las grandes corporaciones multinacionales y los poderes financieros sigan estafando y robando a las clases medias y bajas de todos los países.

La pregunta es: ¿por qué están desarrollando estas políticas que van directamente a la yugular de los ciudadanos? La respuesta a esta pregunta está en la Agenda 21 de la ONU -que elaboró el Club de Roma- decidida a llevar a cabo su plan de reducción drástica de la población mundial y la implementación de un nuevo sistema económico.

Según Rosa Koire, autora de “Behind the Green Mask” (Detrás de la máscara verde), esto es la Agenda 21, ahora reconvertida en Agenda 2030: “La Agenda 21 de Desarrollo Sostenible de la ONU es el plan de acción implementado en todo el mundo para inventariar y controlar toda la tierra, toda el agua, todos los minerales, todas las plantas, todos los animales, toda la construcción, todos los medios de producción, toda la energía, toda la educación, toda la información y todos los seres humanos del mundo”.

Para nuestra desgracia, hoy en día la mayor parte de los recursos del planeta, la mayoría de las multinacionales que los explotan y prácticamente el 100 % de las entidades financieras pertenecen a las mismas personas. De hecho, esté minúsculo grupo de personas (denominado “la élite”) controla el mundo entero e impone su agenda a toda la humanidad. Evidentemente, su objetivo nada tiene que ver con salvar el planeta o con salvaguardar nuestra seguridad y salud, sino con obtener gigantescos beneficios a través de diversas crisis económicas, guerras, pandemias, cambio climático o lo que haga falta.

Lamentablemente, esto es así porque la gente vive en los mundos de Yupi y es engañada permanente a través del lenguaje político. De ahí que vote, elección tras elección, a los mismos políticos que le engañaron y robaron en el pasado y le seguirán engañando y robando en el futuro.

No seamos ingenuos. El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras parezcan verdades, para que la corrupción se asemeje a la honradez y para hacernos creer que armarse hasta los dientes es la única manera de mantener la paz. En fin, un disparate tras otro.

Lamentablemente, nos hemos vuelto tan insensibles a las mentiras políticas que preferimos ignorarlas y seguir adelante como si no pasara nada. Es una estúpida manera de “proteccionismo” contra aquello que pensamos que no podemos combatir. Pero, ¿cómo que no lo podemos combatir? ¿Es que se nos ha olvidado que somos el 99%?

Aunque soy pesimista al respecto, hay mucha gente que piensa que estamos cerca del “gran despertar” de la humanidad. Pero para eso la gente primero tiene que dejar de vivir atemorizada por las mentiras de los medios de comunicación y, sobre todo, dejar de creer en las falsas promesas de los políticos y no votar.

Mi reflexión es: Si actualmente estamos esclavizados y manipulados por unos políticos mediocres y unos medios de comunicación propagandísticos vendidos al poder global de dinero, ¿qué pasará cuando la IA tome el control del mundo?

Si verdaderamente se va a producir el gran despertar de la humanidad tiene que ser ya, ahora. Nos queda muy poco tiempo, ya que la toma de control del mundo por parte de la IA está a la vuelta de la esquina. 

20 marzo 2025

¿QUÉ PASARÍA ANTE UNA HIPOTÉTICA GUERRA DE LA UE CON RUSIA?

La UE, con Emmanuel Macron, Friedrich Merz y Úrsula bon der Leyen a la cabeza, parece empeñada en entrar en guerra con Rusia. Al menos es lo que se desprende de las declaraciones que estos tres líderes europeos van difundiendo en cada foro en el que participan.

Una de dos, o nuestros políticos han perdido el juicio o están recibiendo órdenes de los de siempre para arrebatarles, tanto a Ucrania como a Rusia, sus riquísimos recursos naturales. Y es que al final siempre se trata de lo mismo: dinero, recursos y, en definitiva, negocios. Ya sabes, eso que suelen decir los mafiosos en las películas cuando asesinan o extorsionan a su víctima: “no es nada personal, son sólo negocios”. Pues eso.

Por muchas gilipolleces que nos cuenten a diario los medios de comunicación sobre la preocupación de Europa por el pueblo de Ucrania, no deja de ser otra de tantas mentiras. De hecho, Europa ni siquiera se preocupa por sus propios ciudadanos.

Una guerra con Rusia sería de unas consecuencias devastadoras, y lo saben. Entonces, ¿por qué Europa está interesada en entrar en ese conflicto?

Una hipotética guerra entre Europa y Rusia sería un escenario extremadamente grave, con consecuencias significativas a nivel global. Aunque a priori este tipo de conflicto es altamente improbable, sí deberíamos considerar –al menos nosotros- algunas de las posibles consecuencias, para en el hipotético caso de que ocurriera decir NO a la UE, al Gobierno y al mismísimo sursum corda.

En primer lugar debemos saber a quién nos enfrentamos.

Rusia es una potencia militar nuclear. Tiene un ejército poderoso y una vasta extensión territorial que le otorga ventaja en términos de recursos. Su arsenal nuclear es considerable, lo que, de utilizarse, tendrá efectos devastadores no solo para Europa, sino para todo el mundo.

En segundo lugar hemos de considerar qué consecuencias traerá.

Una guerra entre Europa y Rusia desembocará, sí o sí, en la Tercera Guerra Mundial, donde millones de personas huirán de las zonas más afectadas creando una crisis migratoria y humanitaria sin precedentes. Los ataques a ciudades y a infraestructuras generarán un alto número de víctimas civiles y la destrucción masiva de todo tipo de servicios esenciales para la supervivencia. También se verá afectada la cadena de suministros, perjudicando gravemente a la economía mundial y provocando aumento de precios, inflación, recesión económica y hambrunas por doquier.

Por último están las restricciones civiles y de derechos humanos.

En tiempos de guerra los derechos civiles suelen ser restringidos. El estado de emergencia, la ley marcial y los toques de queda serán implementados en prácticamente todo el mundo, lo que afectará a la vida cotidiana de los ciudadanos. Eso por no hablar de que en un conflicto de esta magnitud, para una sociedad tecnológica como la nuestra, los ciberataques estarán a la orden del día, con lo que eso significa dado el modo de vida actual.

En resumen, una hipotética guerra entre Europa y Rusia desencadenaría la destrucción del mundo tal y como lo conocemos. Mi pregunta es: ¿es eso lo que busca nuestra clase dirigente?

Si de lo que se trata es de llevar a buen puerto la Agenda 2030 de la ONU, el Gran Reinicio del FEM y el Nuevo Orden Mundial que tanto ansía la élite una Tercera Guerra Mundial es la herramienta perfecta para conseguirlo.

Sin embargo, basta que todos los corruptos políticos y sus prostitutas mediáticas nos estén dando la vara con la cada vez más cercana guerra con Rusia lo hace poco o nada creíble. Y es que utilizan unos argumentos tan peregrinos que no hay por donde cogerlos. Nos dicen que Rusia es una amenaza porque quiere invadir Europa ¿Pero de dónde se han sacado semejante estupidez? Ni Rusia quiere invadir Europa ni tiene suficientes fuerzas armadas para acometer una hazaña de tal magnitud.

Por otra parte, veo a nuestros políticos demasiado tranquilos y no parece que estén muy preocupados ante una posible Tercera Guerra Mundial. Elemental mi querido Watson, ya que, en el hipotético caso de una confrontación, ellos no tienen nada que temer, puesto que ni van a ir a luchar ni van a sufrir las calamidades que sí sufrirá el “populacho”.

Manipular a las masas siempre ha sido relativamente sencillo, pero ahora, con las nuevas herramientas de control y manipulación, es extraordinariamente fácil. Lo vemos todos los días: mujeres saliendo a la calle para reclamar unos derechos que ya tienen o gente enfrentándose entre sí por defender una ideología política que ni saben ni entienden realmente por qué lo hace.

La mayoría de españolitos nunca hemos estado al corriente de lo que ocurre entre Rusia y Ucrania, fundamentalmente por razones de lejanía geográfica. Lo único que sabemos es lo que nos dicen los medios de comunicación europeos, que nos presentan una Ucrania inocente víctima de una invasión por parte de una Rusia expansionista. Sin embargo, los hechos cuentan una historia muy diferente, en la que no voy a entrar ahora. Sólo decir que fue Occidente quien colocó a Zelenski en el poder: un pelele manipulable que no decide nada.

No seamos ingenuos. Las guerras siempre se libran por dinero. De hecho, no es por altruismo ni para salvar a la “inocente” Ucrania de los “malvados” Rusos que la UE, EEUU y el Reino Unido hayan invertido miles de millones de dólares en Ucrania, sino para asegurarse el acceso al botín que será el precio de la paz.

Sin embargo, existe la posibilidad real de que, efectivamente, el objetivo final sea el sueño húmedo de la élite: reducir drásticamente la población mundial y consolidar el control sobre los sobrevivientes. Y una guerra nuclear lograría ambas cosas: millones de muertos y el colapso absoluto de la economía. En definitiva, el borrón y cuenta nueva (Gran Reinicio) que FEM lleva años anunciando.

Un escenario como este pondría en valor el famoso “Informe DEAGEL”, que recoge un listado sobre la reducción de la población y los cambios del PIB en los países del mundo para el año 2025, en el que, por ejemplo, España vería reducida su población de 48 millones a 27 millones y su PIB mermado un 59%.

Pero las cosas no siempre son lo que parecen, y menos aún si los que las anuncian son políticos corruptos y mentirosos medios de comunicación.

A estas alturas de la película a nadie se le debería escapar que este mundo se mueve única y exclusivamente por dinero, no hay más. Por lo tanto, lo primero es preguntarse si hay dinero en todo esto. Pues sí, lo hay.

Recientemente, Úrsula von der Leyen ha anunciado una partida de 800.000 millones de euros de gasto para rearmar a la UE. La pregunta es: ¿rearmarla para qué, si Europa no tiene ninguna amenaza? Evidentemente, un rearme no se efectúa de la noche a la mañana, necesita años. Por eso este anuncio ha ocasionado que la industria armamentística europea haya visto incrementada su revalorización en Bolsa más de un 50%.

Dicho esto, se me ocurre una pregunta: Este rearme, aparte de generar unos inmensos beneficios para la industria armamentística, ¿es para defendernos de Rusia o para defenderles a ellos de nosotros? Lo digo porque últimamente en Europa –y me consta que también en EEUU- cada vez hay más gente harta de que le tomen el pelo, le frían a impuestos y le conduzcan a un futuro distópico incierto.

Quiero creer que esta gente no está tan loca como para desencadenar la Tercera Guerra Mundial que, irremisiblemente, sería nuclear. Sin embargo, ya existe una guerra y no son precisamente naciones las que luchan en ella, sino dos clases sociales: de un lado, las élites financieras, que detentan el poder absoluto, y del otro, el “populacho”, que siempre ha sido su enemigo. El objetivo de esta guerra es claro: mantener a la población mundial cada vez más controlada, empobrecida y esclavizada.

Mi reflexión final es la siguiente: si ya tienen en marcha esta guerra silenciosa, -que, por cierto, van ganando por goleada-, ¿para qué desencadenar la Tercera Guerra Mundial que se les podría ir de las manos?

Bajo mi punto de vista, los tambores de guerra sólo están sonando para amedrentarnos y llevarnos hacia un objetivo concreto que nos ocultan, aunque algunos intuimos. Y lo intuimos, porque ya lo hicieron con la falsa pandemia, cuando se acojonó a toda la población mundial con el fin de que se dejase inocular una sustancia (altamente peligrosa y mortal en algunos casos) que no había sido probada y sin el consentimiento informado (un procedimiento de exigencia ética y jurídica, a través del cual el paciente autoriza libre, voluntaria y conscientemente, previa información ofrecida por un profesional sanitario y tras su comprensión, a la realización de un acto clínico con él o sobre él).

Acabamos de ser testigos de cómo la presidente del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha anunciado el lanzamiento del Euro Digital -la moneda digital del Banco Central de la UE (CBDC)- para octubre de 2025. Mi pregunta es: ¿la amenaza de la guerra servirá de señuelo de distracción para colocarnos el Euro Digital y con ello la desaparición del dinero en efectivo? Salvando las distancias, para el “populacho” las consecuencias de una guerra serían terroríficas, pero la implantación del Euro Digital no le va a la zaga. 

10 marzo 2025

¿POR QUÉ LA ADMINISTRACIÓN TRUMP ESTÁ DANDO LA ESPALDA A LAS ENERGÍA VERDES?

Desde que Donald Trump llegó de nuevo a la Casa Blanca se ha producido un hecho hasta ahora insólito: el éxodo masivo de la mayoría de los actores implicados en el las “políticas verdes” para salvar el planeta.

La Reserva Federal (FED) ha abandonado la "Red del Sistema Financiero Verde". El fondo de inversiones mayor del mundo, BlackRock, y seis de los bancos más importantes de EEUU se han retirado de la alianza climática “cero emisiones”. El mismísimo Presidente Estadounidense, Donald Trump, anunció que volverán a los combustibles fósiles; concretamente dijo: “we'll drill, baby, we'll drill” (“perforaremos, nene, perforaremos”). Incluso la UE ha rebajado las exigencias medioambientales a las empresas.

Sin embargo, que la mayoría de los financiadores de estas “políticas verdes” se estén echando atrás no significa que los que se oponen a ellas hayan ganado la batalla. ¡Nada de eso! No hay más que ver que el “cambio climático” sigue instalado como parte de un gigantesco modelo de negocio.

Veamos los antecedentes.

A raíz de la película presentada por el político estadounidense, Al Gore, “Una verdad incómoda”, en la que se pinta un escenario catastrófico causado por el “calentamiento global” provocado por la actividad humana, la economía mundial pasó a formar parte de una “Agenda Verde” para supuestamente contribuir a salvar el planeta.

La orden que recibieron los políticos fue crear la legislación necesaria para dar paso al mercado de las “tecnologías climáticas” de las grandes empresas. De hecho, la UE ejerció una enorme presión sobre los países para que impulsaran esta demanda, promoviendo tecnologías como la energía eólica y solar en detrimento de la proveniente de los hidrocarburos. Fue de esta manera como se llegó a instalar mundialmente el término “huella de carbono”, criminalizando al CO2 para convertirlo en la moneda de cambio de todas las cosas. De por sí, estamos redistribuyendo de facto la riqueza mundial a través de la política del “cambio climático”. Y mientras los políticos siguen haciendo campaña por una mayor sostenibilidad del planeta, los multimillonarios se están, literalmente, forrando.

Ahora volvamos al principio, al éxodo masivo de la mayoría de actores implicados en el las “políticas verdes” para salvar el planeta.

La pregunta es: ¿por qué los inversores están dando la espalda a las energías verdes? Y otra más: ¿por qué Trump quiere volver a perforar para extraer hidrocarburos? ¿Es que ahora de repente ya no importa la salud del planeta? ¿O es que verdaderamente nunca ha importado? Por supuesto, hay una razón, y esa razón se llama inteligencia artificial (IA).

Ya la reunión de este año del Foro Económico Mundial se celebró bajo el lema "Cooperación en la Era Inteligente"; es decir, que el FEM ha decidido poner nuestro futuro en manos de la IA.

La IA se promociona como algo maravilloso que hará la vida más fácil a las personas, que creará nuevos puestos de trabajo y de la que no hay ningún motivo para preocuparse. Sin embargo, se esconde deliberadamente lo que puede llegar a ser: una amenaza real muy seria para toda la humanidad.

El hecho de que los poderosos tengan tanto interés en impulsarla se debe a que, evidentemente, será un gran negocio para ellos, además de la herramienta perfecta que estaban esperando como agua de mayo para ejercer el control definitivo de toda la humanidad.

Después de promocionar su “Agenda Verde”, en la que se han incorporado toda una serie de energías alternativas para acabar con las emisiones de CO2 a la atmósfera, se han encontrado con que la IA necesita cantidades enormes de energía, que ni los aerogeneradores eólicos ni los paneles solares son de lejos suficientes para abastecer esa demanda.

¿Pero por qué la inteligencia artificial requiere de tanta energía? Pues porque el consumo energético de la IA está relacionado con el procesamiento de datos masivos. Las redes neuronales profundas -una técnica común en la IA- requieren de muchos cálculos matemáticos para realizar sus tareas. Cada uno de estos cálculos se traduce en un gasto energético significativo que, según un estudio de Open AI, ha estado duplicándose cada tres meses desde 2012 y creciendo, obviamente.

Según dicen sus desarrolladores, entrenar modelos de IA puede consumir tanta energía como la que se necesita para alimentar varias viviendas durante un año. A modo de ejemplo, se estima que el entrenamiento del modelo GPT-3 consumió suficiente energía como para mantener iluminado un hogar promedio en EEUU durante 55 años. Entonces, la pregunta es: ¿con este consumo de energía la IA es sostenible? Desde luego que exclusivamente con aerogeneradores y paneles solares no.

La apuesta de la Administración Trump por la IA es prioritaria en su programa de gobierno. Por lo tanto, hará lo que sea necesario para llevar adelante su agenda. Y si la IA necesita cantidades ingentes de energía se las proporcionará, cueste lo que cueste. Ese es el motivo real por el cual la Administración Trump está abandonando, momentáneamente, la “Agenda Verde” de la ONU para volver a energías que no dependan del viento y del Sol exclusivamente.

Evidentemente, una de las alternativas, compatible con el “cambio climático”, es la energía nuclear. Pero como las centrales nucleares no pueden construirse de la noche a la mañana, mientras tanto tendrán que depender de los combustibles fósiles. Lo que es seguro, es que ya inventarán algo para justificar este cambio.

Actualmente el proyecto favorito de la élite es avanzar rápidamente en el desarrollo de la IA. Por lo tanto, si su nueva herramienta de control se ve seriamente amenazada por las fuentes energéticas limpias y sostenibles, que ellos mismos nos venden constantemente, las pondrán momentáneamente en “cuarentena” y acudirán a los tipos de energía convencionales. Entonces ya no les importará que las emisiones de CO2 a la atmósfera calienten el planeta, con tal de no poner en peligro el desarrollo de la IA.

De ahora en adelante, las alianzas climáticas sólo serán implementadas cuando sirvan a sus intereses -por cierto, como han hecho siempre-, lo que constata que nunca les importó la salud del planeta y menos aún la nuestra. Lo único que les interesa es el control absoluto de todos nosotros. Así que si tienen que decir “digo” donde antes dijeron “Diego” lo harán, no te quepa la menor duda. 

28 febrero 2025

TECNOLOGÍA: UN PROCESO DE MANIPULACIÓN Y CONTROL QUE NOS ESTÁ VOLVIENDO MÁS IMBÉCILES CADA DÍA

La tecnología es una herramienta fantástica cuando está en manos de personas lúcidas, inteligentes y equilibradas; por cierto, de las que precisamente no abundan.

Uno de los grandes errores cometidos por la humanidad es haber dejado que la tecnología se haya adueñado de nuestras vidas, trastocando por completo las relaciones humanas y muy probablemente nuestra propia existencia. De hecho, hay una cosa clara: en el mundo actual ya no podemos ni sabemos vivir sin ella.

Estamos en pleno proceso de transición de una sociedad industrial hacia una sociedad tecnológica anclada a la inteligencia artificial (IA). En buena lógica, debería llevarnos hacia una sociedad más libres, justa y equilibrada. Pero, ¡qué va! Paradójicamente está sucediendo todo lo contrario.

¿Por qué digo esto? Pues porque la sociedad actual no está preparada para sacarle partido a las nuevas tecnologías. Esto es debido a que la inmensa mayoría de nosotros nos encontramos sumidos en un estado de letargo intelectual, inducido por la paupérrima educación que recibimos más la podredumbre que absorbemos diariamente de la todopoderosa industria “mass media” y las redes sociales.

Es evidente que los dueños del mundo no quieren una sociedad de individuos sabios, inteligentes y competentes. Eso va en contra de los propios fundamentos de la sociedad, ya que personas así no pueden ser manipuladas, explotadas y forzadas a vivir como autómatas.

Que no te engañen. Por razones obvias, Ninguna sociedad -ni capitalista ni comunista- te quiere libre. De hecho, en el momento en el que una persona tiene el valor de abandonar el pensamiento único y utilizar su propia inteligencia se vuelve peligrosa para el sistema y, sobre todo, para las personas que ostentan el poder. Por cierto, se les suele llamar disidentes o anti sistema.   

Pero ahora el poder ha encontrado la herramienta perfecta para hacerse definitivamente con el control absoluto del planeta: la tecnología.

No tengo nada en contra de la tecnología -al contrario, me apasiona- pero he de reconocer que las nuevas herramientas tecnológicas a nuestro alcance se han convirtiendo en “armas de destrucción masiva” que están acabando con nuestra inteligencia, capacidad de pensar y, en definitiva, con nuestra libertad.

Siento decirlo, pero estas nuevas tecnologías en vez de hacernos más listos nos están haciendo más tontos. Son una pesadilla, un monitoreo continuo de cada uno de nosotros disfrazado de progreso tecnológico que supuestamente está lleno de ventajas. Bajo mi punto de vista, ha homogeneizado a escala mundial la imbecilidad: un proceso enfermizo que se repite constantemente a todas las escalas. Y lo paradójico, es que somos nosotros mismos los que voluntariamente nos hemos encadenado a ellas.

La élite lleva mucho tiempo diciendo -porque está convencida de ello- que sobra el 80% de la población. Asegura que ese 80% hace mucho ruido, ensucia, contamina, deteriora el medio ambiente, es irrelevante y no aporta nada a la sociedad. Son simplemente un porcentaje de sumisos trabajadores-consumidores, sin talento, que ya no hacen ninguna falta. Así que piensan que el planeta estaría mejor sin ellos.

Y digo yo. Ante semejante disparate, provocación y amenaza ¿cuál ha sido la respuesta de la sociedad? Ninguna, ya que la sociedad está absolutamente aletargada y no tiene capacidad de reacción. Y no tiene capacidad de reacción, entre otras cosas, porque la cantidad de información que recibimos a través de estas tecnologías satura nuestro cerebro, a la hora de procesar y evaluar la información, y así no hay manera de sacar nada en claro. Por consiguiente, si no lo tenemos claro, ¿cómo vamos a tener capacidad de reacción?

Jamás en la historia de la humanidad hemos dispuesto de unas herramientas tecnológicas que pueden solucionar, de una vez por todas, problemas tales como el hambre y la pobreza, por poner sólo un ejemplo. Sin embargo, las personas preparadas que podrían sacarle partido a estas tecnologías sólo están interesadas en lucrarse; el resto, las utilizamos casi de una manera exclusiva para acentuar aún más nuestra imbecilidad (que es mucha) convirtiéndola en bandera de toda una sociedad.

Podríamos decir que hay dos tipos de tecnología: la que utilizamos nosotros y la que dispone la élite. Evidentemente, la tecnología que nosotros conocemos y manejamos nada tiene que ver con la tecnología que poseen y manejan ellos. La que utilizamos nosotros, es una tecnología que, amén de hacernos totalmente dependientes, está acabando con nuestra capacidad de pensar. La que poseen ellos está a otro nivel, y es la que se utiliza para vigilarnos, manipularnos, censurarnos, controlarnos y llevarnos poco a poco a ese mundo Orwelliano que tanto anhelan.

La pregunta es: ¿tenemos alguna posibilidad de librarnos de esta pesadilla?

Veamos. Hay un hecho incontestable: salvo las personas que trabajan en estos temas –para la élite, naturalmente- el resto somos muy ignorantes al respecto. Entonces, ¿cómo podemos combatir algo que ignoramos? No podemos, así de simple. Los únicos que pueden librarnos son estas personas. ¿Lo harán?

Bien es verdad que una cosa es no saber nada sobre IA y otra muy distinta aceptar voluntariamente las consecuencias inquisitorias para la humanidad. Me refiero a cosas como la monitorización y vigilancia constante de todos nosotros, un sistema monetario esclavo (CBDC) vinculado a un carnet de crédito social o la modificación genética (transhumanismo) mediante, por ejemplo, la vacunación masiva obligatoria.

Cada día es más evidente que la élite mafiosa que domina el mundo quiere encadenarnos para siempre a un sistema tecnológico-digital. Su imperio de mentiras y corrupción ya no se oculta. De por sí, el Foro de Davos ya nos ha anunciado que en el futuro tecnológico que nos tiene preparado dejaremos de comportarnos como seres humanos para convertirnos en “otra cosa”. Lo que no tengo claro es si esa “otra cosa” nos va a gustar.

El plan que la élite tiene programado es que la IA lo domine todo. Quiere una sociedad tecnocrática, donde algoritmos, satélites, robots, drones y centros de datos masivos vigilen y controlen a cada uno de nosotros las 24 horas del día los 365 días del año.

Para llevar a buen puerto su plan han vuelto a colocar en la Casa Blanca a su títere favorito para la ocasión, Donald Trump, quien a su vez ha puesto al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) a Elon Musk: un multimillonario que no ha pasado por ningún proceso electoral ni rinde cuentas ante nadie.

Elon Musk es uno de los líderes de los tecnócratas multimillonarios de Silicon Valley. Su paso por el Gobierno de EEUU tiene un solo objetivo: demoler las instituciones estadounidenses y rehacerlas de acuerdo con las políticas del Gran Reinicio del Foro Económico Mundial.

Durante la última década la IA se ha extendido a la ingeniería, la industria o la medicina, permitiendo optimizar ciertos aspectos de esos campos. La pregunta que se ha hecho la élite es la siguiente: si la IA ha podido llevar a cabo con precisión el funcionamiento de una fábrica, ¿por qué no puede hacer lo mismo con el cuerpo humano o incluso con la mente? Y en eso están.

Si no hay nadie que se lo impida -y parece que no lo hay- la IA hará realidad el delirante sueño húmedo de la élite de construir una “mente colmena” de toda la humanidad: el pensamiento único de todos nosotros que ellos podrán manejar y manipular a su antojo.

Por cierto, ¿algo de esto no está ocurriendo ya? Si no, ¿cómo explicar el éxito arrollador de la falsa pandemia y la falacia del cambio climático antropogénico?

Lo dicho. Bajo mi punto de vista, la tecnología nos está volviendo más imbéciles cada día. Y esto no ha hecho nada más que empezar. 

20 febrero 2025

EL INCREÍBLE MERCADO FRAUDULENTO DE LOS “CRÉDITOS DE CARBONO”

En los últimos años estamos viendo cosas inverosímiles como, por ejemplo, que se les pague a los agricultores por no cultivar e incluso por destruir cultivos. Evidentemente, a cualquiera que tenga dos dedos de frente le parecerá totalmente absurdo que a los agricultores se les pague por no cultivar. Sin embargo, detrás de esto hay una explicación; bueno, mejor dicho un gran negocio.

La última ocurrencia de los “tíos listos” -que además sirve para todo- es convertir el “cambio climático” en un suculento negocio. Y una parte de ese negocio ha sido el imponer una agricultura de “créditos de carbono”, que ya que se está implementando al unísono en todo el mundo.

La agricultura de “créditos de carbono” se basa en que los agricultores pueden ganar dinero si participan en la captura de carbono. O sea, recibir un pago por contribuir a reducir su “huella de carbono”.

En primer lugar, los administradores de “créditos de carbono” deben recoger muestras del suelo de las tierras del agricultor y determinar la cantidad de carbono presente en ellas. Una vez que se determina que el agricultor ha capturado suficiente carbono es cuando se emiten los “créditos de carbono”.

Lo lógico es pensar que ahora el agricultor recibe el pago. Pero no, ya que esos créditos no van directamente al agricultor, sino que deben cotizar en el mercado de “créditos de carbono”.

Y aquí es donde entra en juego el colmo de la desfachatez, ya que una vez los créditos son adquiridos por empresas o gobiernos, se pueden canjear por la capacidad de contaminar (sí, has leído bien). Es de locos, ¿verdad? Es lo mismo que adquirir una licencia para matar: la ley prohíbe que mates pero si pagas puedes hacerlo. Sólo después de cumplir con este protocolo es cuando el agricultor recibe un porcentaje de los ingresos generados por la venta de los créditos.

Pero el negocio del carbono no sólo se aplica a la agricultura, sino a cualquier industria o actividad humana que genere dióxido de carbono u otros gases de efecto invernadero.

Veamos cómo funciona:

El “comercio de carbono” permite a las empresas, organizaciones o incluso naciones enteras comprar y vender “créditos de carbono” con los que, supuestamente, se va a reducir el dióxido de carbono y los gases de efecto invernadero generados por la actividad humana.

Los “créditos de carbono” son una forma en que las empresas o individuos pueden reducir su impacto sobre el medio ambiente. En vez de fomentar la acción directa, un “crédito de carbono”, o compensación de carbono, permite la compra de los ahorros de carbono acumulado de otras empresas de desarrollo de carbono. Y aunque la compra de “créditos de carbono” podría no reducir directamente la “huella de carbono” personal, ellos dicen que sí puede fomentar de alguna manera a que las empresas sean más responsables. ¡Claro! ¡Claro! ¿Cómo no se me había ocurrido? (es ironía)

Por otra parte, vender “créditos de carbono” a grandes compañías, que producen un gran volumen de polución, puede ser una manera lucrativa para que las pequeñas empresas generen ingresos (o sea, que el sacrificio que unos hacen para “salvar el planeta” pueden no hacerlo otros a cambio de unos cuantos dólares). ¡Increíble!

Los negocios involucrados en reducir las emisiones de carbono, o quienes producen bajas emisiones en general, pueden vender créditos en los mercados voluntarios de carbono o los mercados obligatorios, donde participan gobiernos, multinacionales y entidades financieras (menudos tres garantes de honestidad y honradez).

Los negocios que pueden vender “créditos de carbono” son: granjas, explotaciones agrícolas, empresas madereras, empresas de energía solar y cualquier compañía o empresa que produzca emisiones de carbono bajas o nulas.

El enorme negocio de los “créditos de carbono” depende en gran medida de cómo se gestionan y reglamentan estos créditos. Oficialmente, estos créditos se utilizan para compensar las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, permitiendo que las empresas o individuos financien proyectos que capturen o reduzcan las emisiones en otros lugares.

Sin embargo, nada de esto está garantizado, ya que la efectividad del programa de “créditos de carbono” deja mucho que desear y no cumple con las promesas de reducción de emisiones. En definitiva, son una forma de "lavado verde", donde las empresas pagan para compensar sus emisiones sin tener que hacer cambios reales.

Resumiendo. Los “créditos de carbono” son inherentemente fraudulentos; o lo que es lo mismo, otro ocurrente invento más de los “tíos listos” para estafar a millones de tontos.

Por desgracia, el mundo está lleno de fraudes como este. ¿Pero qué podemos esperar de una sociedad en manos de una élite mafiosa sin escrúpulos? Esta élite nos manipula a través del engaño y el miedo y basa su poder en una sola cosa: la ignorancia colectiva.

Y es que el “populacho” no es más que eso: una masa ignorante dispuesta a dejarse guiar por quienes ellos creen que saben. Por muchas evidencias y hechos que demuestren lo contrario, prefiere la supuesta seguridad que le brinda este corrupto sistema que luchar por su dignidad y verdadera libertad.

Después de décadas de pasividad y sumisión, no es de extrañar que negocios tan fraudulentos y lucrativos como el de los “créditos de carbono” hayan proliferado como setas por todo el mundo.

Evidentemente, para los “tíos listos” estos negocios no son sólo una forma de hacer dinero, que también, sino que se han convertido, además, en una herramienta para despojar de sus riquezas y manejar a su antojo al “populacho”. A mi modo de ver, creo que disfrutan viendo a los pobres idiotas someterse voluntariamente a cualquier estupidez con tal de estar dentro de los límites de lo “políticamente correcto”.

¡Es patético! ¿Verdad? Pero me temo que no hay manera de cambiarlo. 

10 febrero 2025

EL FEM Y SU OBSESIÓN DE TRANSFORMAR EL MUNDO

Durante los días 20 al 24 de enero de 2025, se celebró la 55ª reunión anual del Foro Económico Mundial (FEM) bajo el lema “Colaboración para la era inteligente”.

Como cada año, se elaboró una agenda para tratar diferentes temas. Este año se hablo de mejorar las condiciones de vida a través del estímulo, de la urgente necesidad de impulsar una transición energética justa e inclusiva y de fomentar el diálogo para evitar una era de la fragmentación y confrontación. Naturalmente, no se olvidaron del “cambio climático” y la inteligencia artificial (IA).

Las conferencias se han organizado en base a cinco temas diferentes: “reconstruir la confianza”; “reorganizar el crecimiento”; “invertir en las personas”; “proteger el planeta”; “la industria en la era inteligente”.

Cada uno de estos temas ha sido expuesto y desarrollado por “expertos” en la materia, marcando los pasos a seguir por la sociedad para, según el FEM, continuar prosperando, siempre desde un enfoque tecnológico y con la mirada puesta en el futuro.

Para “reconstruir la confianza”, el FEM propone encontrar nuevas formas de colaboración en la búsqueda de soluciones. Esas soluciones pasan por enfrentarse a la desinformación. Lo que traducido al román paladino significa una censura en todos los ámbitos, donde solo exista una verdad, la suya.

Respecto a “reorganizar el crecimiento”, se planteó la reorganización monetaria y fiscal global actual. Evidentemente, se trata de impulsar el “Gran Reinicio” y las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC).

En el terreno de lo social hablaron de “invertir en las personas”, impulsando todas esas nuevas ideologías que están surgiendo como setas por todas partes. En esta sección fueron protagonistas palabras tan de moda como diversidad, equidad e inclusión. También afrontaron el ámbito de la salud, para dar un impulso a las nuevas terapias génicas en forma de vacunas u otras modalidades.

En el apartado “proteger el planeta”, hicieron hincapié en la necesidad de más donaciones provenientes de la filantropía. El discurso estuvo ligado al de la COP29, consolidada como la “COP de las finanzas”. Evidentemente, al seguir con su obsesión de llegar a “emisiones cero”, propusieron alinear, según ellos, los tres mercados de la naturaleza: créditos de carbono, biodiversidad y agua. Por supuesto, no se olvidaron de amenazar al mundo: “si no se cumplen con los objetivos de la Agenda 2030, pronosticaron que la mitad de la población se encontrará con falta de disponibilidad de agua dulce en una región específica”. Toda una declaración de intenciones, si no nos sometemos a la “agenda verde” para mitigar el “cambio climático”.

En lo referente a la “industria en la era inteligente”, hablaron de cambiar el modelo de las empresas a través de todos los sectores. Abordaron cómo las industrias deben prepararse para los shocks tecnológicos. Y, naturalmente, la IA tuvo una especial mención a lo largo de las sesiones.

Para cerrar el certamen, el Presidente y CEO del Foro Económico Mundial, Borge Brende, resaltó que, pese a que el año no ha hecho más que comenzar, ya tenemos abundantes frentes abiertos que moldearán la situación económica, política y social de nuestro presente y futuro. Continuó diciendo que a través de la cooperación, la innovación y la tecnología nos podremos enfrentar a los retos que se presentan en nuestra senda, para que las ideas de hoy se conviertan en las soluciones del mañana.

Bueno, pues esto es, más o menos, un minúsculo resumen de lo tratado en la reunión de este año del FEM.

La conclusión que podríamos sacar es que la camarilla reunida en Davos, esa que representa a la élite multimillonaria globalista, está dando las directrices para transformar el mundo entero en una tecnocracia -basada en una vigilancia masiva sin precedentes- y dar paso a su Cuanta Revolución Industrial.

¿Pero qué revolución es esa? Evidentemente, una revolución de multimillonarios.

Estamos asistiendo a la revolución más extraña y engañosa de la historia de la humanidad. Se trata de una revolución de los ricos, hecha de una forma silenciosa que no requerirá efectuar un solo disparo.

La pretensión de la élite globalista es imponer al mundo toda una serie de tecnologías invasivas basadas en IA. Tanto las CBDC, la identidad digital, las ciudades inteligentes, el carnet de crédito social, la huella de carbono y la vigilancia intensiva de cada uno de nosotros las 24 horas del día los 7 días de la semana, cambiarán rotundamente la vida en el planeta y lo convertirán en una prisión digital sin rejas de la que será imposible escapar. 

Dado que los Estados-nación ya no existen (no hay país soberano), ningún gobierno se está resistiendo a los cambios profundos que se están produciendo. De hecho, los sistemas de vigilancia avanzan a un ritmo desenfrenado. Ahora todos somos blancos fáciles para ser monitoreados, etiquetados, investigados, censurados, acosados y manipulados.

Y hablando de inteligencia. ¿Verdaderamente es inteligente dejar nuestra sociedad en manos de unos psicópatas multimillonarios que sólo utilizan la tecnología para ejercer control y más control?

Pero lo más alarmante de esta revolución tecnológica es ver a muchos líderes en la materia preocupados por la naturaleza extremadamente peligrosa de la IA. Sin embargo, siguen avanzando a toda velocidad para implementarla.

Ya en 2018 Elon Musk advertía de los peligros de la IA: “cuando hay un dictador malvado, ese dictador es humano y va a morir. Pero la IA no morirá y vivirá para siempre. Entonces tendremos un dictador inmortal del que nunca podremos escapar”.

Nos estamos acercando al punto de no retorno; es lo que el FEM denomina “singularidad”. La pregunta es: ¿en ese punto la IA eclipsará por completo a sus desarrolladores y controladores y se hará todopoderosa? Algunos piensan que sí. De hecho, Elon Musk ha predicho que la “singularidad” podría suceder en 2026, mientras que el científico y desarrollador, Ray Kurzweil, augura que sucederá antes de 2045. También el famoso investigador, Geoffrey Hinton, ha afirmado que no es inconcebible que la IA pueda acabar algún día con la humanidad.

Y nosotros, ¿deberíamos preocuparnos? ¿Tenemos algo que decir al respecto? ¿O como siempre miraremos hacia otro lado y dejaremos que ocurra lo que tenga que ocurrir? 

30 enero 2025

UN NUEVO SISTEMA MONETARIO AÚN MÁS ESCLAVO QUE EL ACTUAL ESTÁ A PUNTO ENTRAR EN ESCENA: SÍ, ME REFIERO A LAS MONEDAS DIGITALES DE LOS BANCOS CENTRALES (CBDC)

El hombre, en su todavía corta evolución, sigue siendo un ser violento, agresivo, codicioso, cruel y competitivo. Evidentemente, ha construido la sociedad en estos términos, la cual está profundamente enferma. Y en una sociedad enferma no hay nada saludable.

En un mundo en el que el 1% de la población posee más riqueza que el 95%, donde cada día mueren 24.000 niños de pobreza y enfermedades evitables, y donde el 62,5% de la población mundial (5.000 millones) vive con menos de 10 dólares al día, hay una cosa clara: algo estamos haciendo rematadamente mal. Y tanto si somos conscientes como si no, la causa de esta ignominia es la sangre enfermiza que corre por las venas de la sociedad destruyéndolo todo, el dinero.

El dinero y el sistema financiero son el invento más lucrativo de unos cuantos “tíos listos” para engañar y esclavizar a miles de millones de tontos. Esta gran estafa es la que ha creando una brecha insalvable entre ricos y pobres, la que mantiene esclavizada a la humanidad de por vida y, en definitiva, el origen de todos nuestros males. Pero parece que nadie es consciente de esta realidad.

La historia de la humanidad no es más que una larga lucha entre los “tíos listos” -ansiosos por apoderarse del mundo- y la gente corriente que, esencialmente, sólo aspira a tener una vida sencilla en libertad.

La esclavización total de un individuo, de un grupo de individuos o de todo un pueblo no puede tener lugar mientras disponga de los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades. Evidentemente, siendo algunos recursos más importantes que otros, quienes buscan esclavizar a sus semejantes tienen como prioridad monopolizar esos recursos. Y el principal recurso monopolizado ha sido, curiosamente, un recurso ficticio, el dinero.

El gran hallazgo de los “tíos listos” fue cuando descubrieron que a través del dinero era muchísimo más fácil robar. De por sí, el dinero les facilitó mucho las cosas a la hora de absorber los bienes y las riquezas de los demás, convirtiéndolo en un “bien” altamente codiciado.

Lo primero que inventaron fueron los préstamos que, con unos intereses más o menos exorbitantes, les permitió enriquecerse sin hacer otra cosa que prestar dinero.

Con los años, el sistema bancario moderno ha llevado esta estafa al refinamiento extremo. Cuando un particular pide un préstamo a un banco, el banquero lo único que hace es abrir una línea de crédito y anotar esa cantidad allí. Cantidad, por cierto, que no está respaldada por nada. Por lo tanto, básicamente le presta humo, sólo una cifra anotada en una computadora, nada más. Esta es la magia de la banca moderna.

Pero la parte más interesante de esta magia, es ver la capacidad del banco para transformar ese humo en bienes tangibles: basta con que el prestatario no pueda pagar los intereses, para que el banquero se apodere de la casa, local o negocio de la persona que pidió el préstamo.

Por si no tuvieran suficiente con el robo descarado a través de los préstamos, en 1972 comenzaron a desarrollar los “derivados financieros”. Con la emisión de productos “derivados”, es decir, emisión de deuda que deriva de otra deuda y así sucesivamente, han inundado el mercado de dinero, amparado en activos irreales que verdaderamente no valen nada: papelitos respaldados por otros papelitos. Y así hasta que el sistema reviente, que reventará, no lo dudes.

Pero los “tíos listos” son insaciables por naturaleza. Por eso, una vez acaparado todo el dinero, su siguiente paso será someter, controlar y esclavizar definitivamente a toda la humanidad, de modo que cada individuo pueda ser manejado como una marioneta. Y lo harán, como lo han hecho siempre, a través del dinero.

El actual sistema monetario está a punto de colapsar y ser sustituido por uno nuevo: las CBDC (monedas digitales de los bancos centrales).

Sin embargo, circula el rumor de que parece que las monedas digitales emitidas por los bancos centrales no acaban de arrancar y que todos los proyectos piloto para implementar las CBDC “han fracasado” o están estancados (mentiruscos gordos ataos con piedras, que diría José Mota).

No seamos ingenuos. Esto es una estrategia muy sibilina para que la gente vaya haciéndose a la idea de que tarde o temprano las CBDC sustituirán al actual sistema monetario. De por sí, todos los gobiernos ya han puesto en marcha toda la propaganda, argumentando que son una herramienta para hacer nuestra vida más fácil y acabar con la economía sumergida y el fraude fiscal. Sin embargo, se olvidan de mencionar que también aumentan su capacidad de rastrear, controlar, castigar y, por supuesto, esclavizar a la población.

Con las CBDC se eliminará la privacidad que ahora tenemos con el dinero físico. Los gobiernos tendrán un control sin precedentes sobre nuestro dinero y sabrán exactamente dónde, cómo y cuándo lo gastamos. Al tratarse de un sistema monetario completamente programable, podrán no autorizar pagos en determinadas zonas, con lo que la movilidad de los ciudadanos podrá ser restringida a través de las CBDC. También pueden limitar su periodo de validez para evitar el ahorro y, por tanto, la independencia y libertad que proporciona la solvencia económica. En fin, que las posibilidades son infinitas, especialmente si se aseguran que no haya una alternativa como, por ejemplo, Bitcoin.

Todos los políticos, sean conscientes o no, están jugando un papel crucial a la hora de implementar este nuevo sistema monetario. De hecho, los gobiernos de todo el mundo ya están aprobando obedientemente todos los cambios necesarios para imponer la inteligencia artificial y la esclavitud digital a sus ciudadanos.

Algunos ingenuos han depositado su confianza en Donald Trump creyendo que nos salvaría del globalismo. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, ya que su verdadero objetivo es construir (ha destinado 500.000 millones de dólares) la infraestructura de centros de datos para una red de control, una identificación digital y un sistema financiero completamente digital como son las CBDC.

Las CBDC son el sistema monetario más esclavo jamás concebido por el hombre. Personalmente, no me cabe la menor duda de que no tardando mucho será una realidad. Y será una realidad, porque nuestro sistema “democrático”, anclado en la ignorancia y la sumisión de la mayoría, no contempla ninguna alternativa para revocar nada que acepte esa mayoría. Y, por desgracia, mucho me temo que esa inmensa mayoría lo aceptará, al igual que aceptó todas las vejaciones habidas y por haber durante la falsa pandemia. 

¿SE ESTÁ LLEVANDO AL COLAPSO, DELIBERADAMENTE, A LA SOCIEDAD OCCIDENTAL?

El mundo occidental, con la UE como conejillo de indias, se ha dejado devorar por una serie de sucesivas reformas -llevadas a cabo por los p...