Durante los días 20 al 24 de enero de 2025, se celebró la 55ª reunión
anual del Foro Económico Mundial (FEM) bajo el lema “Colaboración para la era
inteligente”.
Como cada año, se elaboró una agenda para tratar diferentes temas. Este
año se hablo de mejorar las condiciones de vida a través del estímulo, de la
urgente necesidad de impulsar una transición energética justa e inclusiva y de
fomentar el diálogo para evitar una era de la fragmentación y confrontación.
Naturalmente, no se olvidaron del “cambio climático” y la inteligencia
artificial (IA).
Las conferencias se han organizado en base a cinco temas diferentes: “reconstruir
la confianza”; “reorganizar el crecimiento”; “invertir en las personas”; “proteger
el planeta”; “la industria en la era inteligente”.
Cada uno de estos temas ha sido expuesto y desarrollado por “expertos”
en la materia, marcando los pasos a seguir por la sociedad para, según el FEM, continuar
prosperando, siempre desde un enfoque tecnológico y con la mirada puesta en el
futuro.
Para “reconstruir la confianza”, el FEM propone encontrar nuevas formas
de colaboración en la búsqueda de soluciones. Esas soluciones pasan por enfrentarse
a la desinformación. Lo que traducido al román paladino significa una censura en
todos los ámbitos, donde solo exista una verdad, la suya.
Respecto a “reorganizar el crecimiento”, se planteó la reorganización monetaria
y fiscal global actual. Evidentemente, se trata de impulsar el “Gran Reinicio”
y las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC).
En el terreno de lo social hablaron de “invertir en las personas”, impulsando
todas esas nuevas ideologías que están surgiendo como setas por todas partes.
En esta sección fueron protagonistas palabras tan de moda como diversidad,
equidad e inclusión. También afrontaron el ámbito de la salud, para dar un
impulso a las nuevas terapias génicas en forma de vacunas u otras modalidades.
En el apartado “proteger el planeta”, hicieron hincapié en la necesidad
de más donaciones provenientes de la filantropía. El discurso estuvo ligado al
de la COP29, consolidada como la “COP de las finanzas”. Evidentemente, al
seguir con su obsesión de llegar a “emisiones cero”, propusieron alinear, según
ellos, los tres mercados de la naturaleza: créditos de carbono, biodiversidad y
agua. Por supuesto, no se olvidaron de amenazar al mundo: “si no se cumplen con
los objetivos de la Agenda 2030, pronosticaron que la mitad de la población se
encontrará con falta de disponibilidad de agua dulce en una región específica”.
Toda una declaración de intenciones, si no nos sometemos a la “agenda verde”
para mitigar el “cambio climático”.
En lo referente a la “industria en la era inteligente”, hablaron de
cambiar el modelo de las empresas a través de todos los sectores. Abordaron
cómo las industrias deben prepararse para los shocks tecnológicos. Y,
naturalmente, la IA tuvo una especial mención a lo largo de las sesiones.
Para cerrar el certamen, el Presidente y CEO del Foro Económico
Mundial, Borge Brende, resaltó que, pese a que el año no ha hecho más que
comenzar, ya tenemos abundantes frentes abiertos que moldearán la situación
económica, política y social de nuestro presente y futuro. Continuó diciendo
que a través de la cooperación, la innovación y la tecnología nos podremos
enfrentar a los retos que se presentan en nuestra senda, para que las ideas de
hoy se conviertan en las soluciones del mañana.
Bueno, pues esto es, más o menos, un minúsculo resumen de lo tratado en
la reunión de este año del FEM.
La conclusión que podríamos sacar es que la camarilla reunida en Davos,
esa que representa a la élite multimillonaria globalista, está dando las
directrices para transformar el mundo entero en una tecnocracia -basada en una
vigilancia masiva sin precedentes- y dar paso a su Cuanta Revolución Industrial.
¿Pero qué revolución es esa? Evidentemente, una revolución de
multimillonarios.
Estamos asistiendo a la revolución más extraña y engañosa de la
historia de la humanidad. Se trata de una revolución de los ricos, hecha de una
forma silenciosa que no requerirá efectuar un solo disparo.
La pretensión de la élite globalista es imponer al mundo toda una serie
de tecnologías invasivas basadas en IA. Tanto las CBDC, la identidad digital,
las ciudades inteligentes, el carnet de crédito social, la huella de carbono y
la vigilancia intensiva de cada uno de nosotros las 24 horas del día los 7 días
de la semana, cambiarán rotundamente la vida en el planeta y lo convertirán en
una prisión digital sin rejas de la que será imposible escapar.
Dado que los Estados-nación ya no existen (no hay país soberano),
ningún gobierno se está resistiendo a los cambios profundos que se están
produciendo. De hecho, los sistemas de vigilancia avanzan a un ritmo
desenfrenado. Ahora todos somos blancos fáciles para ser monitoreados, etiquetados,
investigados, censurados, acosados y manipulados.
Y hablando de inteligencia. ¿Verdaderamente
es inteligente dejar nuestra sociedad en manos de unos psicópatas multimillonarios
que sólo utilizan la tecnología para ejercer control y más control?
Pero lo más alarmante de esta revolución tecnológica es ver a muchos
líderes en la materia preocupados por la naturaleza extremadamente peligrosa de
la IA. Sin embargo, siguen avanzando a toda velocidad para implementarla.
Ya en 2018 Elon Musk advertía de los peligros de la IA: “cuando hay
un dictador malvado, ese dictador es humano y va a morir. Pero la IA no morirá
y vivirá para siempre. Entonces tendremos un dictador inmortal del que nunca
podremos escapar”.
Nos estamos acercando al punto de no retorno; es lo que el FEM denomina
“singularidad”. La pregunta es: ¿en ese punto la IA eclipsará por completo a
sus desarrolladores y controladores y se hará todopoderosa? Algunos piensan que
sí. De hecho, Elon Musk ha predicho que la “singularidad” podría suceder en
2026, mientras que el científico y desarrollador, Ray Kurzweil, augura que
sucederá antes de 2045. También el famoso investigador, Geoffrey
Hinton, ha afirmado que no es inconcebible que la IA pueda acabar algún día con
la humanidad.
Y nosotros, ¿deberíamos preocuparnos? ¿Tenemos algo que decir al respecto? ¿O como siempre miraremos hacia otro lado y dejaremos que ocurra lo que tenga que ocurrir?
Espléndido trabajo.
ResponderEliminarAgradecido.