Cada año, los ricachones del
mundo se reúnen en Davos (Suiza) para supuestamente discutir cómo mejorar el
mundo. Su prepotencia es tal, que el mismísimo fundador y Presidente del Foro
Económico Mundial (FEM), Klaus Schwab, afirma con orgullo que están dando forma al futuro del mundo.
Por supuesto, ni que decir tiene que jamás hemos
sido consultados para saber si estamos de acuerdo con sus ideas. Sólo nos dicen
lo que están haciendo, y dan por hecho que tenemos que aceptarlo sí o sí.
Pero hay algo paradójico
en todo esto: los mismos multimillonarios que dicen querer “salvar el planeta”
son los que lo están destruyendo.
Si hacemos balance de los
últimos 100 años, son precisamente
esos multimillonarios con sus innumerables industrias los que han estado
talando los bosques; los que han contaminando el aire, los ríos y los océanos; los
que nos envenenan con alimentos altamente procesados que carecen de nutrientes; los que han impulsado la utilización excesiva de pesticidas
y los que han modificado genéticamente diferentes productos.
Son también los dueños de
las grandes compañías farmacéuticas, por lo tanto, los impulsores de la
desastrosa agenda de vacunación infantil que está causando todo tipo de enfermedades en los
niños (autismo, alergias,…). Y sí, también son los que han fomentado que la humanidad dependa de medicamentos químicos tóxicos
que no sólo tienen innumerables efectos secundarios, sino que nunca curan nada
(no encontrarás ningún prospecto que diga que el medicamento que tienes en tus
manos cura tal o cual enfermedad). Estos medicamentos sólo se limitan a
enmascarar los síntomas, sin abordar la causa real de la enfermedad.
Luego tenemos los
programas de modificación climática que liberan cantidad de sustancias tóxicas
a la atmósfera sin ningún control, las radiaciones no ionizantes como el 5G y
todo su arsenal armamentístico nuclear, biológico y psicotrónico.
Y así podríamos seguir
con una lista interminable de los horrores infligidos a la humanidad por parte
de estos súper ricos –“salvadores de la humanidad”-, que no se detienen ante
nada para ganar más dinero y agrandar su poder.
Y yo me pregunto: ¿estos “filántropos”
-que son los verdaderos responsables de gran parte de la degradación de
nuestros ecosistemas- son los que quieren mejorar el estado del mundo y “salvar
el planeta”? ¡Venga ya!
Reducir drásticamente la
población mundial y ejercer un control férreo sobre cada uno de nosotros no es
precisamente “salvar el planeta” -que, por cierto, no necesita ser salvado-,
sino salvar el culo de los súper ricos.
Y esto no lo digo yo, lo
van pregonando ellos mismos en todos los foros, donde no paran de hablar de lo
necesario que es reducir la población, de introducir sistemas de vigilancia, de
imponer un único gobierno mundial, de la Agenda 2030, del Gran Reinicio o la
Cuarta Revolución Industrial. Y todo está ahí, a la vista de todos. Sólo hay
que tener ojos para ver y oídos para escuchar.
Para ir hacia ese supranacionalismo
que tanto ansían, expandirán el modelo de la Unión Europea (UE) fomentando la
unión norteamericana, la sudamericana, la euroasiática y la africana, para
luego llegar a una “federación global” e imponernos un único gobierno mundial
totalitario.
En definitiva, lo que
tendremos será un neofeudalismo en todo el planeta, aunque algunos creen que ya
es una realidad. Y creen que es una realidad, porque están en marcha acciones
como estas:
-Acabar con los derechos
y libertades personales en aras del “bien común".
-Implantar la identidad
digital, el crédito social, la huella de carbono, el pasaporte de vacunación y
el dinero digital.
-Eliminar la propiedad
privada: “no tendrás nada y serás feliz”.
-Reubicar
a la mayor parte de la humanidad en “ciudades inteligentes” (ciudades 15
minutos).
-Promover la ideología de
género.
-Reemplazar la mayor parte
de las profesiones por IA.
-Controlar las mentes de
las personas a través de las nuevas tecnologías.
-Sustituir los alimentos
tradicionales por insectos cultivados en granjas y "carne" sintética
producida en laboratorios.
-Convencer a los ancianos
de que opten por la eutanasia: llegados a cierta edad, deberían dejar sitio a
la siguiente generación.
Evidentemente, hay mucho
más, pero este resumen es una muestra general de sus "brillantes"
ideas para “salvar el planeta” y “mejorar” el estado del mundo. Su mundo,
naturalmente, no el nuestro.
La estrategia más
importante que están utilizando para obligar a la humanidad a aceptar todas
estas barbaridades es el “cambio climático”.
Los ricachones globalistas
afirman -y tratan de convencernos- que el clima está fuera de control debido a
que la gente viaja demasiado, come mucha carne y vive muchos años, lo que
provoca emisiones “nocivas” de CO2 a la atmósfera. Por cierto, creer
semejante sandez es de una imbecilidad patológica.
Si durante la falsa
pandemia vimos lo absolutamente locos que están estos tíos, imponiendo,
literalmente, una locura tras otra a todo el planeta sin que nadie reaccionara,
no me cabe la menor duda de que la respuesta a mi pregunta del título de este
artículo es: NO, nadie va a parar esta locura, porque la mayoría no lo
considera una locura, lo considera “progreso”.
Las
élites dominantes ya poseen prácticamente todos los recursos del planeta. Por
lo tanto, sólo les queda controlar a toda la humanidad para preservar la desigualdad
entre ricos y pobres que ellos mismos crearon.
Los días 22 y 23 de
septiembre de 2024 la ONU celebrará “La Cumbre del Futuro”, en la que quedará
aprobado el “Pacto Digital”. Ese pacto implica que en un futuro no muy lejano
todo será
controlado digitalmente: dinero, datos médicos, hábitos alimenticios, viajes,
preferencias personales, etc. En definitiva, una
prisión digital de la que será imposible escapar.
La pregunta es: ¿tenemos la humanidad alguna posibilidad de salir de este embrollo? Evidentemente, SÍ. Aunque sólo si nos unimos y actuamos conjuntamente. Pero me temo que eso no va a ocurrir, ya que el “divide et impera” (divide y vencerás) está más vigente que nunca.
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