Diferentes
artículos, publicados en numerosas revistas “especializadas”, aseguran que
Louis Pasteur y Robert Koch establecieron la “teoría de los gérmenes” como
científicamente probada. Por lo tanto, tenemos que creer que el trabajo de
estos dos señores permitió “probar” la hipótesis inicial del germen y elevarla
al rango de teoría científica.
Para
hacerlo aún más oficial, la Enciclopedia Británica dice que la "teoría de
los gérmenes", es decir, la teoría que habla de que determinadas
enfermedades son causadas por la invasión de microorganismos demasiados
pequeños para ser visibles como virus o bacterias, se considera “probada” desde
hace mucho tiempo.
La
misma afirmación hace la Universidad de Harvard, que ratifica que esta “teoría”
fue desarrollada, probada y popularizada en Europa y Norteamérica aproximadamente
entre 1850 y 1920.
Y,
por supuesto, como no podía ser de otra manera, Wikipedia afirma que la “teoría
de los gérmenes” es actualmente aceptada para muchas enfermedades.
Ha
pasado más de un siglo y esta “teoría”, que sistemáticamente es introducida en
la mente de los futuros médicos durante su “formación” académica, ha acabado
siendo aceptada por toda la población mundial sin cuestionar siquiera si Pasteur
y Koch aportaron la evidencia científica necesaria y suficiente para confirmar
su hipótesis.
Sin
entrar en materia, pero siendo consciente de cómo funciona el mundo, donde todo
se reduce a obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible, no está de
más cuestionarse: ¿y si la “teoría de los gérmenes” fue aceptada simplemente
para que las farmacéuticas se hicieran de oro con las vacunas?
Hoy
en día ya hay montones de estudios que refutan la “teoría de los gérmenes” de
los que, sin embargo, nadie ha oído hablar. Son estudios que han investigado a
fondo los pasos de Louis Pasteur y de Robert Koch. Dichos estudios afirman que
los llamados virus patógenos son en sí mismos sólo el resultado de la muerte de
las células o las consecuencias de su ataque por diversas fuentes como, por
ejemplo, las provenientes de campos electromagnéticos, radiaciones, etc.
En
definitiva, estos investigadores aseguran que la hipótesis de que los virus patógenos
y los gérmenes maliciosos son los causantes de la mayoría de las enfermedades
es totalmente absurda. Aseguran que las bacterias que se encuentran
permanentemente alojadas en nuestro cuerpo (constituyendo así nuestro
microbioma) normalmente participan de manera simbiótica en la asimilación de
nutrientes, así como en la eliminación de diversas toxinas y desechos (en
particular, células muertas).
Según
ellos, se trata de desechos celulares simples de diversos órdenes, incluidos
trozos de ADN o ARN, posiblemente rodeados por una envoltura lipídica para que
salgan de la célula en mal estado o simplemente en modo de mantenimiento (se
deshace, en particular, de las hebras de ARN caducadas después de su producción
de proteínas).
Estos
desechos son múltiples y su código genético depende, por supuesto, del de las
células y, por tanto, del individuo (humano, animal o vegetal) cuyas células
son afectadas o limpiadas. Y concluyen, que son moléculas muertas que no tienen
poder de replicación. Por lo tanto, no mutan.
Ante
tales aseveraciones, es obvio preguntarse: ¿entonces qué nos enferma? Pues según
los detractores de la “teoría vírica”, que el cuerpo y la mente dejen de estar
en equilibrio.
Cuando
el cuerpo y la mente dejan de estar en equilibrio se siente malestar. Este
malestar puede provocar efectos físicos (síntomas) más o menos agudos si la
causa del desequilibrio no se corrige rápidamente. Si la causa persiste, los
síntomas tienden a empeorar, pudiendo la enfermedad progresar a una peor etapa
de desorganización.
El
desequilibrio del cuerpo y la mente pueden ser provocados por deficiencia o
exceso de diferentes factores.
Los
factores que pueden producir un desequilibrio por deficiencia incluyen:
-A
nivel físico: la desnutrición (incluidas las carencias de vitaminas, sales
minerales y/o proteínas), la falta de exposición al sol, la falta de sueño,
etc.
-A
nivel afectivo y emocional: el aislamiento, la falta de contacto con los demás
y con la naturaleza….
-Y
a nivel mental: la falta de estimulación (mediante la lectura, los ejercicios
mentales, la meditación, la reflexión, etc.).
Los
factores que pueden producir un desequilibrio excesivo por intoxicación son:
-A
nivel físico: exposición a radiaciones, aditivos alimentarios, pesticidas,
herbicidas, contaminantes del aire, microplásticos en el agua y los alimentos,
sustancias petroquímicas en cosméticos, detergentes, edulcorantes, medicamentos
derivados de la petroquímica, vacunas, etc.
-A
nivel afectivo y emocional: la búsqueda de sensaciones extremas, la ausencia de
ponderación por parte de la mente, la conciencia o la espiritualidad, etc.
-Y
a nivel mental: exceso de trabajo intelectual, estado de ansiedad, depresión…
Dicho
esto, ya sólo nos queda rebatir la “teoría del contagio”.
Según
los detractores de la “teoría de los gérmenes”, no existe la enfermedad por
contagio de persona a persona, ya que nunca se ha podido demostrar
científicamente tal cosa. Dicen, que las personas que enferman simultáneamente
no lo hacen porque se contagien unas de otras, sino porque están expuestas a
las mismas condiciones de vida: medioambientales, climáticas, alimentarias,
estresantes, radiaciones, etc.
Para
los nuevos investigadores independientes, la evidencia utilizada para
argumentar que Pasteur y Koch probaron la hipótesis de los gérmenes no puede
estar más lejos de la realidad. Según ellos, la hipótesis de los gérmenes, tal
como se desarrolló sobre la base de un fenómeno natural observado, no pudo
probarse mediante experimentos que reflejaran la vía hipotética de exposición
natural. Pasteur y Koch tuvieron que recurrir a métodos antinaturales y
grotescos para intentar enfermar a los animales. Ambos fueron incapaces de
satisfacer los cuatro postulados lógicos esenciales, atribuidos a Robert Koch,
que supuestamente prueban que cualquier microbio puede causar enfermedades. En
definitiva, tuvieron que forzar y romper las reglas para que su “teoría”
encajara.
Por
lo tanto, siempre según estos investigadores, la hipótesis del germen nunca ha
sido probada mediante evidencia derivada del método científico y consistente
con la lógica de los postulados de Koch. Y, para más inri, fue refutada sin
querer por los mismísimos Pasteur y Koch. Por consiguiente, afirman que nunca
debió haber sido elevada a la categoría de teoría científica.
Después
de haber expuesto las dos posturas sobre la “teoría de los gérmenes” (la que
oficialmente reconoce su existencia y la que la niega), lo políticamente
correcto sería decir que cada uno piense lo que quiera y actúe en consecuencia.
Sin embargo, no sé si sería una opinión imparcial, ya que una postura es
oficialmente reconocida, y dada a conocer al gran público, y la otra ocultada y
denostada sistemáticamente.
Resumiendo.
La teoría de que los gérmenes y los virus nos enferman ha sido rebatida
científicamente en innumerables ocasiones. Sin embargo, nunca ha habido un
debate serio al respecto. ¿No será que las empresas farmacéuticas ganan miles
de millones con las vacunas y no están dispuestas a arriesgarse a perder tan
suculentos beneficios? No sé, a lo mejor la reciente “vacunación” masiva de la
humanidad, para supuestamente protegernos de un virus llamado SarsCov-2, nos
pueda aclarar algo.
Ahora, como siempre, cada uno es muy libre de creer lo que quiera. Pero para sacar conclusiones, como ya he dicho, primero hay que informarse bien en los dos sentidos. Es lo mismo que en un juicio: hay que escuchar a las dos partes (defensa y acusación), ya que si sólo se escucha a una de ellas no sería un juicio justo, sería un fraude.
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