09 octubre 2024

¿QUIERE LA PLUTOCRACIA UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL?

La gente, en general, no cree que el conflicto de Ucrania vaya a desembocar en la Tercera Guerra Mundial. Sin embargo, yo no lo tengo tan claro. Y no lo tengo claro, porque tampoco nadie hubiera creído -si se lo hubieran dicho- que iban a parar el mundo y encerrarnos a todos en nuestras casas con la excusa de un “virus volador”. Si recuerdas, la paranoia llegó a tal punto que, aparte de todas las locuras habidas y por haber (toques de queda, uso obligatorio de mascarillas, pasaporte de vacunación, etc.), lograron convencer a la gente para que se distanciase de su propia familia. Y, para rizar el rizo, le dijeron que el único remedio era una “vacuna” que ni inmunizaba ni protegía de ser contagiado. ¡Increíble! ¿Verdad? Parece una fantástica teoría de la conspiración si no fuera porque lo hemos vivido.

Desde siempre el mundo ha sido gobernado por la peor calaña y ahora no es diferente.

En los últimos tiempos, el imperialismo anglosajón (léase RU y EEUU) se ha convertido en el más violento y sangriento del planeta. Sus masacres, a lo largo y ancho del globo terráqueo, han acabado con la vida de millones de personas. Desde las muertes ocasionadas por el colonialismo británico durante más de 200 años en la India, pasando por las guerras de opio en China, el genocidio maorí en Nueva Zelanda, la ejecución en masa de nativos americanos, las dos bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, más las guerras de Vietnam, Corea, Afganistán, Irak, Libia, Somalia, Siria, etc. se han cargado nada más y nada menos que a 350 millones de personas.   

Este es el balance del genocidio orquestado por los anglosajones, desde la creación de su imperio hasta nuestros días, con el único objetivo de saquear las riquezas del planeta. Lo demuestra claramente la demencia de sus líderes, que no ha cambiado nada desde entonces. De por sí, la familia real británica sigue estando a la cabeza de este imperio asesino, con la inestimable ayuda de la City de Londres, Wall Street, el complejo industrial-militar estadounidense, las altas finanzas internacionales y los servicios secretos como la CIA o el MI6.

Ahora, el plan que se viene desarrollando desde hace más de un siglo, para establecer el poder de las altas finanzas anglosajonas en el mundo, está en periodo de renovación.

Según auguran todos los analistas, la gigantesca pirámide Ponzi, en que se ha convertido la deuda, no tiene otra salida que una Tercera Guerra Mundial. Sin embargo, esa Tercera Guerra Mundial no tendría que ser necesariamente como la primera o la segunda. Podría ser nuclear, evidentemente. Pero también biológica, de IA, tecnológica, psicotrónica, económica o basada en el hambre y la miseria.

Lo que está claro, es que la Tercera Guerra Mundial, en la que tal vez ya estemos inmersos, será tramada y diseñada por esa panda de oligarcas desalmados para satisfacer sus más oscuros deseos.

Es muy probable que la Tercera Guerra Mundial consista en todo lo que tenemos hoy en día: una población estúpida como nunca en la historia de la humanidad, destrucción económica deliberada, nuevas enfermedades que proliferan como setas, más de 50 conflictos bélicos activos, elecciones amañadas en todos los países democráticos, división visceral de la población, fomento continuo del odio, vigilancia masiva mediante reconocimiento facial y sistema de crédito social, cambio climático antropogénico, pandemias, dinero digital, códigos QR, tropecientas orientaciones sexuales, educación paupérrima, vacunas, veneno en los alimentos, deuda pública desorbitada, migración masiva provocada y un larguísimo etcétera.

Pero vayamos al conflicto bélico que actualmente más nos preocupa. Me refiero, obviamente, a la guerra entre Ucrania y Rusia que, no nos dejemos engañar, es una confrontación encubierta OTAN-Rusia. Evidentemente, existe la posibilidad, cada vez mayor, de que se convierta en un conflicto más amplio, dado que la UE, con Macron a la cabeza, está haciendo todo lo posible para que así sea. Si, como pretende la UE, Ucrania utiliza armamento de la OTAN para atacar dentro de su territorio a Rusia, Putin ya advirtió que entonces involucrará armas nucleares, donde el número de muertos aumentaría de una manera exponencial. ¿Es eso lo que se pretende?  

La UE se ha convertido en un esperpento político-mediático que lo único que genera es la indignación de sus propios ciudadanos. No ha habido ni un solo debate sobre la injerencia de la UE en esta guerra. La decisión de enviar dinero y armamento a Ucrania se ha tomado sin la consideración de la ciudadanía, y esto es muy grave. Por eso es importantísimo dejar de apoyar a esta hipócrita UE, que está arruinando nuestra economía deliberadamente. Aunque, sinceramente, creo que tiene los días contados y, al final, le ocurrirá lo mismo que a la Unión Soviética.

Si lo piensas, son sorprendentes los paralelismos que existen entre la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviética (URSS) y la Unión Europea (UE).

Veamos:

-La URSS tenía una especie de parlamento, el Sóviet Supremo, que ni pinchaba ni cortaba. Lo mismo ocurre con el Parlamento Europeo, compuesto por 720 parlamentarios, donde el tiempo de palabra está tan limitado que no hay manera de debatir nada.

-Los que verdaderamente tomaban las decisiones en la URSS no llegaban a veinte personas no electas. Bueno, pues lo mismo ocurre en la UE, que está gobernada por 27 personas que se reúnen a puerta cerrada y no responden ante nadie.

-También comparten los mismos objetivos: el objetivo de la URSS era crear una nueva entidad histórica, el pueblo soviético. El de la UE el mismo.

En definitiva, La UE es el viejo modelo soviético con alguna pincelada occidental. Sin embargo, al igual que la URSS, tiene todas las papeletas para desaparecer de un momento a otro. Lo triste, es que cuando fracase, que fracasará (no tenemos más que ver los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo), dejará tras de sí una inmensa destrucción y gigantescos problemas económicos, étnicos y sociales. Eso si antes no se la lleva por delante una más que posible guerra con Rusia, donde actores como China o EEUU no tendrían más remedio que intervenir, dando paso a la Tercera Guerra Mundial y al exterminio de una cantidad ingente de personas.

¿Es esto lo que busca la plutocracia globalista? Porque si no lo es, está poniendo mucho empeño en que así sea. De hecho, uno de sus hombres más obedientes, Emmanuel Macron, está, erre que erre, elevando el tono: pretende enviar tropas a Ucrania y no descarta el uso de armamento nuclear contra Rusia. Evidentemente, una actuación así, por parte de Francia, implicaría de inmediato en el conflicto a la OTAN, con la más que segura iniciación de la Tercera Guerra Mundial.

Es inconcebible que los humanos seamos tan irresponsables. ¿Cómo podemos millones de hombres y mujeres entregarnos al capricho de unos plutócratas, que en un momento de euforia o frustración son capaces de destrozarlo todo? Es una aberración monstruosa.

No debemos dejarnos engañar con cantos de sirena, con patriotismo barato y con toda esa retahíla de buenos y malos. Si quieren una Tercera Guerra Mundial, que vayan ellos a luchar. Ni una sola gota de sangre del pueblo se debería derramar por satisfacer los caprichos de la demente plutocracia y toda la caterva que le sigue la corriente.

¿Pero qué le pasa a la gente? ¿No se da cuenta de que sin soldaditos no hay guerra que valga? Nadie debería enrolarse en ningún ejército. Sólo así acabaríamos con tanta guerra inútil. Porque, al final, las guerras son suyas, no nuestras: ellos se odian, desde el butacón del salón de su mansión, y nosotros nos matamos en los campos de batalla. Por su parte es de genios, la verdad, y de una estupidez supina por la nuestra.

Evidentemente, lo ideal sería que si son ellos los que se odian luchen y se maten entre ellos. Sin embargo, eso nunca va a pasar, es pura utopía, ya que esta gente tiene el control del mundo y, naturalmente, dispone de los mecanismos necesarios para hacer con nosotros lo que les dé la gana. Y si quieren que nos matemos en una Tercera Guerra Mundial, pues nos mataremos. Así de simple.   

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